Los recursos internos como ventaja competitiva
Los recursos internos son un elemento clave en la competitividad de la empresa. Una buena selección y gestión de los recursos internos implica no solo una ventaja competitiva, sino una mayor adaptación al entorno y los cambios que se producen en él, lo que en definitiva se traduce en un mejor desempeño y resiliencia. En definitiva hablamos de los recursos que garantizan la permanencia de las empresas en el mercado a lo largo del tiempo.
Qué y cuáles son los recursos internos de una empresa
Los recursos internos son todos aquellos elementos que de un modo u otro pertenecen a la organización y que hacen posible que la empresa desarrolle su actividad. Nos referimos por tanto a los recursos financieros, tecnológicos, humanos, al capital de la compañía (sedes, maquinaria, fábricas…) y a las características y cualidades que le permiten ser lo que es. Siguiendo la Teoría de la ventaja competitiva basada en recursos, de Robert M. Grant, podemos dividir los recursos internos en tres categorías:
- Tangibles. Los recursos tangibles son aquellos que se pueden ver y tocar, que se perciben de forma física y por tanto son cuantificables y medibles. Forman parte de esta categoría las instalaciones de la empresa, sus activos financieros, los bienes que produce, su flota de vehículos…
Los recursos tangibles tienen una amenaza y esta es el paso del tiempo, ya que implica su deterioro y en ocasiones su reparación o sustitución. No obstante, la clave para que los recursos tangibles tengan un periodo de vida bien optimizado es la buena gestión: controlar tiempos de amortización, reparaciones en los plazos adecuados, sustitución de maquinaria por otra más eficiente…
- Intangibles. Los recursos intangibles de una empresa son aquellos que no tienen apariencia física y no se pueden medir o cuantificar, pero influyen indiscutiblemente en su valor. Recursos intangibles pueden ser el valor de marca, la experiencia o conocimiento que atesora, sus relaciones…
Los recursos intangibles, al contrario de lo que ocurre con los tangibles, suelen encontrar un refuerzo en el paso del tiempo: la solvencia de la marca, la manera en que los sus valores se integran con ella o su filosofía mejorarán y se integrarán en el conjunto de la estructura con el paso de los años siempre que se esté realizando una gestión adecuada. En ese sentido es importante tener en cuenta que este tipo de recursos supone un gran reto para las empresas ya que gestionarlos es complejo: hablamos de elementos inmateriales que es difícil observar de manera objetiva y evaluar. Por otro lado, trabajar en ellos requiere acciones en muy diferentes ámbitos y niveles. Podemos encontrar que tomar la decisión de conseguir que la marca esté asociada a los valores de la empresa tendremos que trabajar en el ámbito de la comunicación interna y externa, en marketing e incluso en recursos humanos, la labor de todas estas áreas a través de multitud de acciones confluirá en el refuerzo de este recurso intangible.
- Humanos. Este recurso tiene la particularidad de unir las dos variables anteriores: es tangible, ya que podemos enumerar el número de trabajadores, e incluso medir su desempeño, pero al mismo tiempo aporta a la empresa valores no tangibles: sus habilidades, conocimiento y experiencia, su capacidad para adherirse y representar la cultura empresarial son solo algunos de ellos, pero dan una idea de la importancia que puede llegar a tener para la empresa su capital humano.
Debemos tener en cuenta que cada miembro de la organización es una pieza necesaria para la consecución de sus objetivos. Su actitud, su buena ejecución y las relaciones que se establecen entre los miembros de la empresa ayudarán a alcanzarlos teniendo además un desarrollo positivo.
Es importante conocer bien qué necesidades humanas tiene la empresa y qué perfil está ocupando cada función, las posiciones estratégicas que determinan la consecución de objetivos y la transmisión de los valores de la empresa.
La organización debe gestionar sus recursos humanos con el objetivo de sacar lo mejor de ellos, esto implica favorecer su desarrollo, mantenerlos alineados con los valores y objetivos de la empresa, afianzar su compromiso… Una buena gestión de los recursos humanos redunda en un valor incalculable, ya que repercute de forma directa en la productividad y la rentabilidad de la compañía.
El valor de estos recursos
Lo que hace que una empresa se diferencie de otra son sus recursos internos que, bien gestionados, pueden suponer una gran ventaja competitiva.
Para que los recursos internos realmente puedan convertirse en una ventaja competitiva deben cumplir con algunas de estas características: ser valiosos, escasos, difíciles de imitar y difíciles de sustituir. Cuantas más características confluyan en los recursos internos de la empresa, mejor será su posición con respecto a la de sus competidores.
Si por ejemplo contamos con profesionales bien formados y especializados que disfrutan de un buen entorno profesional, conciliación y salarios acordes a su perfil, probablemente estarán comprometidos con la empresa y formarán parte de ella durante muchos años, lo que implica una clara ventaja frente a la competencia: los mejores profesionales escogerán formar parte de la organización que les ofrezca las mejores condiciones a cambio de su conocimiento y experiencia.
Velar por el conjunto de los recursos internos implica una visión a largo plazo y un trabajo complejo en el que todas las áreas están cohesionadas por los valores y objetivos de la empresa. Es algo que va a determinar el modelo de gestión y la manera en que la empresa interviene en el mercado (lógicamente se dejarán a un lado las medidas y acciones cortoplacistas o impulsivas), pero al mismo tiempo va a garantizar su fortaleza y permanencia en el mercado.