Habilidades Blandas: un factor diferenciador en los profesionales del futuro 

Habilidades blandas

En plena cuarta revolución industrial las habilidades blandas, que siempre han estado presentes, adquieren más valor que nunca. Nuestra dimensión más humana aún es difícil de replicar en máquinas y softwares y eso se convierte en un factor diferenciador que las empresas ponen en valor. 

¿Qué son las Habilidades Blandas? 

Las habilidades blandas o soft skills son el conjunto de atributos personales y capacidades que tiene una persona y que le permiten comunicarse e interactuar con otras de manera eficiente. 

Hablamos de cualidades de carácter transversal (que permiten a una persona desenvolverse bien en múltiples situaciones y contextos) que, por tanto, suponen un beneficio en las relaciones interpersonales y por supuesto en el desarrollo laboral. 

Las habilidades blandas son el resultado de la combinación de habilidades sociales, de comunicación, de comportamiento e interpersonales, además de las actitudes, hábitos y valores que tiene una persona y se manifiestan tanto de forma individual (en formas de percibir y gestionar a nivel interno experiencias y situaciones), como de cara al exterior (en la manera de interactuar con el entorno). 

Importancia de las habilidades blandas 

Las habilidades blandas determinan la manera en que una persona procesa y afronta su vida, por tanto, se convierten en un elemento clave para los departamentos de recursos humanos que, a través de ellas, pueden definir de forma muy concreta el perfil del candidato que necesitan para un determinado puesto, más allá de sus habilidades técnicas y formativas. 

Las habilidades blandas garantizan que un trabajador va a tener una buena interacción con los demás, pero al mismo tiempo habla de una persona polivalente, ya que contará con una serie de cualidades que serán valiosas en el desempeño de diferentes tareas (por ejemplo, un trabajador empático, lo será independientemente del trabajo que desempeñe). Hablamos además de características que contribuyen a crear un buen clima laboral, lo que se traduce en un entorno de trabajo colaborativo, productivo y saludable, y esto convierte a quien las posee en un recurso muy valioso. 

Tipos de habilidades blandas 

Existen multitud de habilidades blandas, pero si ponemos el foco en las que responden a las demandas de los departamentos de recursos humanos, podemos destacar las siguientes categorías: 

  • Trabajo colaborativo. La capacidad de trabajar en equipo es imprescindible a día de hoy y se define a través de cualidades como la organización, la diplomacia, la flexibilidad, la comprensión… 
  • Comunicación. Comunicarse con precisión a través de diferentes canales es fundamental a la hora de garantizar un buen funcionamiento organizacional y evitar malentendidos y conflictos (tanto a nivel interno como externo). Hablamos por tanto de ser capaces de establecer una comunicación asertiva, tener escucha activa, comprender diferentes puntos de vista… 
  • Capacidad de adaptación. La flexibilidad es imprescindible si tenemos en cuenta que los entornos profesionales actuales son especialmente dinámicos y cambiantes. Personas resilientes, que sepan adaptarse y responder correctamente a nuevas situaciones, seguras de si mismas y capaces de abrazar el cambio se convierten en elementos clave. 
  • Liderazgo. Normalmente las figuras de liderazgo se caracterizan por dominar muy bien distintos tipos de habilidades blandas: capacidad de comunicación, motivación, persuasión, seguridad, empatía, carisma, cohesión de los equipos, capacidad de escucha… 
  • Gestión de problemas. La eventual aparición de problemas es una realidad innegable y su mala gestión puede dar lugar a crisis organizacionales. Para evitarlas es fundamental contar con personas que tengan una mirada amplia (que les permita evaluar el conjunto de la situación), caracteres tranquilos y seguros, capacidad de tomar decisiones sin miedo o dudas. 
  • Pensamiento crítico. Tomar decisiones informadas y proponer soluciones prácticas basadas en una correcta selección de la información puede marcar la diferencia, para ello, las empresas buscarán perfiles seguros, decididos, que tengan la capacidad de elegir y actuar en los momentos más adecuados. 
  • Creatividad. Uno de los retos que enfrentan las empresas es la innovación, y la creatividad es la herramienta para llegar a ella y, además, también resulta fundamental en la resolución de problemas: la capacidad de “pensar fuera de la caja”, la curiosidad para investigar aspectos no explorados o aportar soluciones que no existían tendrán la capacidad de transformar cualquier organización. 

Desarrollo de Habilidades Blandas 

Las habilidades blandas son, en muchos casos, habilidades innatas y están estrechamente ligadas a la personalidad de cada individuo, pero, en cualquier caso, siempre es posible potenciarlas, o incluso desarrollarlas, si no contamos con ellas, aunque para ello es imprescindible que la tenga una implicación consciente. 

Cualquier persona puede identificar áreas de mejora y trabajar en ellas, o incluso las organizaciones, tras identificar carencias, pueden contribuir al desarrollo de habilidades blandas entre sus equipos a través de diferentes fórmulas: 

  • Formación. Ofrecer cursos que permitan potenciar el trabajo en equipo, mejorar la comunicación o el liderazgo puede generar cambios notables en el funcionamiento interno de la organización. 
  • Adaptación de la cultura empresarial. Tanto la cultura organizacional como el entorno de trabajo deben favorecer el desarrollo de las habilidades blandas. En este sentido el modelo de liderazgo ocupa un papel fundamental. 
  • Evaluación. Para poder trabajar en las habilidades blandas y potenciarlas, es necesario medirlas. Esto además permitirá establecer unos objetivos para cada empleado, desarrollar un plan, estudiar la evolución y subrayar la importancia que determinadas habilidades y cualidades tienen para la organización. 

Habilidades blandas en el ámbito laboral 

Como planteábamos anteriormente, las habilidades blandas son los aspectos que terminan de definir el perfil de una persona al margen de sus habilidades técnicas, ya que a través de ellas se puede conocer la forma en que una persona se desenvolverá en un determinado puesto y con respecto al conjunto de la organización. 

En muchas ocasiones, el reclutador tendrá que encontrar a un profesional que encaje con las necesidades técnicas del puesto, pero que también lo haga con el equipo: un perfil técnico excelente que no tenga las habilidades blandas necesarias puede significar un error, por lo que las empresas de contratación ya incluyen habilidades blandas en los requisitos de sus vacantes (en 2021 dos tercios de los empleos publicados especificaban esta información). 

A título individual, siempre es importante hacer un análisis de las habilidades que poseemos y las que quizá necesitaríamos potenciar en función de nuestros objetivos profesionales (no necesitará las mismas habilidades un perfil comercial, que el miembro de un área de innovación). 

Las habilidades blandas son, para cualquier organización, la llave para un ambiente de trabajo saludable y una mejor productividad. Se traducen en entornos en los que las personas comunican libremente sus ideas y existe una escucha real, lo que redunda en el bienestar, la capacidad de trabajo en equipo y en la consecución de objetivos.  Cuando además los líderes de la organización reúnen varias de estas cualidades y la cultura empresarial las potencia, es fácil encontrarnos con equipos de alto rendimiento y empresas resilientes. De hecho, según los estudios realizados por la Universidad de Harvard, la Fundación Carnegie y el Centro de Investigación de Stanford, el 85% del éxito laboral depende del desarrollo de habilidades blandas. 

Habilidades blandas en la educación 

Hasta el momento nos hemos centrado en la importancia de las habilidades blandas en contextos profesionales, pero, tal como planteábamos al inicio, estas habilidades atraviesan todas las dimensiones de nuestra vida, por lo que deberían ocupar un papel estratégico en el ámbito educativo. 

La mayor parte de los planes y programas de educación están centrados en la transmisión de las denominadas habilidades duras o hard skills, que son las competencias que se adquieren a través del estudio o la experiencia y que nos permiten tener los conocimientos necesarios para desarrollar una determinada labor o incluso una profesión. 

Todo este conocimiento teórico y práctico es indiscutiblemente necesario a la hora de adquirir habilidades cognitivas, pero deja a un lado una parte fundamental del ser humano que son las emociones, las actitudes y los valores éticos. Aunque empiezan a introducirse dimensiones psicológicas en el ámbito educativo, es necesario realizar un esfuerzo mayor para que las habilidades blandas estén integradas desde las primeras etapas educativas (cuando somos más receptivos), y a lo largo de toda la carrera estudiantil, ya que son herramientas fundamentales para la vida que además influirán muy positivamente en el devenir personal y profesional de cada individuo. 

Impacto de las habilidades blandas en la vida personal 

El gran valor que nos aportan las habilidades blandas es que, debido a los atributos que combinan, nos permiten desarrollar relaciones sociales y emocionales efectivas, garantizar su duración en el medio y largo plazo y tener un impacto positivo en nuestra vida social, académica y profesional. 

Las habilidades blandas se relacionan muy estrechamente con la inteligencia emocional, y esto significa que nos permiten intervenir de forma activa en la gestión de nuestras emociones, e incluso de las emociones de las personas con las que nos relacionamos, lo que se traduce en relaciones interpersonales más saludables y una mejor gestión emocional en cualquier ámbito, además de una mayor capacidad de resolución de conflictos, resiliencia y bienestar. 

Desafíos y obstáculos en el desarrollo de habilidades blandas 

Se puede llegar al desarrollo de habilidades blandas de forma individual, tras observar ciertas carencias o áreas de mejora, o a través de una motivación externa (la reunión con un mentor, la recomendación de un líder, la autoevaluación dentro de una organización…). 

A partir de ese punto el primer reto es lograr el compromiso de la persona, ya que será necesario un trabajo constante que en muchos casos probablemente requiera hacer las cosas de una manera distinta a lo que dictan sus esquemas habituales. 

Por otro lado, para unos mejores resultados sería conveniente contar con un entrenamiento formal mediante talleres o formaciones específicas que nos aporten una metodología de trabajo para lograr que el esfuerzo garantice sus frutos. 

Los obstáculos más habituales que podemos encontrar en este proceso son variados y dependerán de las cualidades personales del individuo, pero también de su entorno. En primer lugar, encontramos la falta de conciencia (cuando la persona no valora la importancia de las habilidades blandas). Pero existen otros como la resistencia al cambio (cuando por ejemplo la adquisición de estas habilidades suponga salir de la zona de confort); el choque con la cultura organizacional (cuando el entorno laboral no fomenta el desarrollo de habilidades blandas); la falta de práctica (la evolución y desarrollo son fruto de la práctica, por lo que para lograrlas ésta es imprescindible); la falta de refuerzo positivo (podría suponer la desmotivación de la persona en su proceso de desarrollo). 

Tendencias futuras en habilidades blandas 

Los contextos profesionales han cambiado el Big Data, la inteligencia artificial, la automatización o el deep learning son realidades que no sólo cambian nuestras formas de trabajar, sino que han transformado los perfiles profesionales que se demandan desde el punto de vista técnico, pero también en lo referente a sus habilidades blandas. 

Al margen de las habilidades citadas anteriormente, las tendencias indican que, dado que los procesos productivos tienden a la automatización, las demandas profesionales de habilidades blandas tenderán a complementar aquello que las máquinas no pueden ofrecer. Según el Informe sobre el futuro del empleo 2023 del Foro Económico Mundial las más demandadas en el mercado laboral del futuro serán: pensamiento analítico, pensamiento creativo, autoeficacia, resiliencia, flexibilidad, agilidad, motivación, autoconciencia, curiosidad, aprendizaje permanente, capacidad de los trabajadores para adaptarse a lugares de trabajo perturbados, confiabilidad y atención al detalle. 

Además, parece evidente que los perfiles profesionales se volverán cada vez más más complejos, requiriendo habilidades que permitan ir más allá de lo que una máquina o un algoritmo puedan lograr. 

A pesar de que el futuro se presenta incierto, la mayor parte de estudios refleja que la parte humana, definida a través de las habilidades blandas, seguirá siendo el pilar fundamental de las empresas en el futuro. En Ecoembes, creemos que las habilidades blandas son la clave para lograr el equilibrio entre la inevitable tecnificación en la que nos vemos inmersos y la dimensión humana que nunca deberíamos dejar a un lado. Será labor de cada empresa abordar esta transición con minuciosidad para lograr una perfecta complementariedad. 

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