La necesidad de contar con un Sistema de Gestión Ambiental

Sistema de gestión ambiental

La creciente implicación de las empresas en la protección ambiental y el desarrollo sostenible está actualizando constantemente las herramientas para encontrar el equilibrio entre la rentabilidad económica y el compromiso con la naturaleza y la sociedad. Una de estas herramientas es el Sistema de Gestión Ambiental (SGA).

Qué es un Sistema de Gestión Ambiental

El Sistema de Gestión Ambiental (SGA) es una herramienta imprescindible para que una organización controle, evalúe y reduzca de una manera sistemática y estructurada su impacto ambiental, minimizando sus huellas de carbono y de agua, cumpliendo con las obligaciones legales y transversalizando la sostenibilidad en todas sus actividades.

Implantar un SGA no es tanto una opción como una necesidad para que las empresas estén alineadas con la transición verde, la Agenda 2030, la protección ambiental y la lucha contra el cambio climático. Un SGA incluye procesos, procedimientos, estrategias y prácticas que le permiten a la empresa mejorar en su desempeño ambiental.

Beneficios de un SGA

Este tipo de sistema aporta numerosos beneficios a las organizaciones en diferentes planos:

  • Eficiencia. Pensar en clave sostenible desde un punto de vista medioambiental mejora la eficiencia de los procesos, lo que significa reducir costes, utilizar menos materia y energía, y promover la circularidad.
  • Reputación. Una empresa comprometida con la protección ambiental tiene un mayor reconocimiento social. Su imagen se asocia a valores e impactos positivos.
  • Riesgos. Un SGA blinda a las organizaciones frente a posibles riesgos inesperados y la dota de mayor fortaleza ante los cambios y las transformaciones de los mercados y la sociedad.
  • Obligaciones legales. El SGA permite a las organizaciones cumplir con la legislación vigente en materia medioambiental y adaptarse con mayor rapidez a futuros cambios normativos.

Principales Sistemas de Gestión Ambiental

Una de las cualidades de un SGA es que sistematiza los procesos para alcanzar objetivos cuantificables. Por ello, es necesario medir y validar dicha sistematización a través de controles externos basados en estándares compartidos por todas las empresas y reconocidos por las Administraciones públicas. Esto aporta la necesaria credibilidad a los esfuerzos que una organización hace implantando un SGA.

Hay dos documentos internacionales sobre las que construir un SGA y por tanto poder obtener la correspondiente certificación que garantiza su cumplimiento:

  • ISO 14001. Es la norma internacional que establece cómo se ha de implantar un SGA, sus criterios y los aspectos relacionados con la planificación, la operativa de la organización, la evaluación del desempeño, etc. La última versión de esta norma es de 2015. En España se la conoce como UNE-EN ISO 14001:2015.
  • Reglamento EMAS. El Eco-Management and Audit Scheme, más conocido como EMAS, es una herramienta creada en 1993 por la Unión Europea basada en la norma ISO 14001. Se trata de un esquema de gestión y auditoría voluntaria ambiental que las empresas pueden implementar demostrando así su compromiso para reducir los consumos de materiales y energía, y minimizar la generación de residuos, entre otros objetivos.

Qué podemos controlar con un SGA

El SGA es una intervención transversal en toda la estructura de la empresa, porque evalúa y mide numerosos impactos que se producen en toda su actividad. Solucionar problemas y evitar riesgos son acciones que se implementan a través de un SGE en diferentes aspectos:

  • Gestión de los residuos. Bajo la implementación de criterios basados en la economía circular, las empresas buscan la reducción en la generación de residuos y la correcta gestión de los que se producen, realizando su necesaria manipulación y tratamiento por parte de un gestor de residuos autorizado, y participando en un Sistema de Responsabilidad Ampliada del Productor.
  • Contaminación del aire. Se miden y controlan las emisiones contaminantes del aire, que pueden ser perjudiciales para la salud y el medio ambiente, y los gases de efecto invernadero (GEI) causantes del cambio climático. Si es imposible llegar al escenario de “cero emisiones” (incluyendo las de alcance 1, 2 y 3), las empresas pueden compensar sus emisiones con los mecanismos de compensación de la huella de carbono.
  • Deforestación. Si la empresa utiliza madera en sus productos o papel/cartón (por ejemplo, en sus envases y embalajes) ha de gestionar adecuadamente la procedencia de dichas materias primas para evitar la deforestación, especialmente la producida por la tala y comercio ilegal. Es importante contar con algún tipo de certificado de madera sostenible, como FSC y PEFC.
  • Gestión del agua. Más allá de minimizar el consumo, las empresas tienen que controlar el tratamiento de las aguas residuales implementando sistemas eficientes para evitar la contaminación química.
  • Energía. Se trata de mejorar la eficiencia energética y reducir su consumo, además de apostar por las energías renovables frente al uso de combustibles fósiles.
  • Materias primas. Gracias al ecodiseño y las innovaciones tecnológicas las empresas pueden desarrollar procesos de desmaterialización y circularidad reduciendo la presión sobre los recursos naturales limitados y los impactos ambientales que produce su extracción.

Cómo establecer un SGA

El SGA permite a las empresas actuar en toda su cadena de valor con una visión ambiental, lo que impacta en todo su organigrama, operaciones y negocios. Para establecer una política ambiental es necesario tener en cuenta:

  • Analizar previamente qué tipo de compromiso ambiental quiere asumir la empresa y cuáles son sus principales riesgos y retos. Realizar una evaluación completa del estado de la empresa y de su impacto ambiental. Establecer un calendario con metas y objetivos.
  • Designar las responsabilidades adecuadas entre los miembros de la organización, dependiendo de sus actividades y campos de trabajo. Montar un equipo específico para la gestión ambiental que pueda tener una visión global de la empresa.
  • Implicar a los empleados fomentando entre ellos la conciencia ambiental y explicando desde la formación y la transparencia los objetivos del SGA que se quiere implementar. Fomentar la cultura de la sostenibilidad entre empleados y grupos de interés.
  • Comunicar los resultados de la evaluación ambiental. Más allá de medir el impacto ambiental, las empresas tienen que reportar tanto los resultados de dicha evaluación como las medidas que se van a aplicar para la reducción del impacto.

Mejores prácticas con un SGA

Cada vez son más las empresas que disponen de un SGA. De hecho, existen sectores de actividad donde ya no se entendería que las organizaciones participantes no lo tuvieran.

Ecoembes trabaja para reducir al mínimo el impacto ambiental de los envases, desde su diseño hasta su reciclaje. Es decir, a lo largo de todo su ciclo de vida. Para su actividad concreta, Ecoembes ha implantado un Sistema Integrado de la Calidad y el Medio Ambiente basado en las normas UNE-EN ISO 9001:2015 y UNE-EN ISO 14001:2015. Además, desarrolla diferentes acciones para minimizar la huella ambiental de los envases y fomentar la recogida selectiva y el reciclaje para reintroducir de nuevo la materia prima recuperada en los ciclos productivos.

Toyota ha sido pionera de los SGA en el sector de la automoción. La mayoría de sus factorías e instalaciones están certificadas según la norma ISO 14001. En los últimos años ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero y los consumos de agua y energía. En la actualidad, tiene en marcha el “Desafío Toyota 2050” con seis retos para la reducción de su huella de carbono.

Danone tiene una larga trayectoria en el desempeño ambiental. Más del 80% de sus envases son reciclables. Para 2025 la compañía se ha comprometido a que el 100% de sus envases sean reciclables, reutilizables o compostables. En 2019 alcanzó un objetivo que tenía previsto para 2025: reducir en una cuarta parte sus emisiones de C02.  Su meta es ahora alcanzar la neutralidad en emisiones para 2050 en toda su cadena de valor.

Unilever lleva desde 2010 aplicando y mejorando sus estrategias en sostenibilidad ambiental. En 2021 logró que el 61% de sus productos tuvieran un impacto ambiental positivo. Ha desarrollado iniciativas para mejorar la gestión del agua y promueve proyectos para avanzar en prácticas agrícolas sostenibles. Para 2025 todo el plástico usado en sus envases será reciclable, reutilizable o compostable. Además, quiere reducir en un tercio el uso de plástico virgen en sus envases.

La plataforma online de viajes Evaneos promueve el turismo sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Reduce y compensa sus emisiones de C02 con un plan de descarbonización a 2030. Por ejemplo, han eliminado de su catálogo los viajes en avión de menos de cinco días de duración, duplicando desde 2020 sus viajes en tren, así como las rutas de senderismo y en bicicleta.

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