Asertividad, una habilidad indispensable en la empresa

asertividad

Una de las habilidades más demandadas por los reclutadores es la asertividad. Se trata de la capacidad que tenemos para gestionar opiniones y sentimientos y expresarlos de forma clara y honesta pero a la vez respetuosa con los demás.

En un contexto en el que la sobrecualificación es habitual, las empresas tratan de identificar habilidades blandas o soft skills (habilidades sociales) que marquen la diferencia. La formación, la experiencia o las competencias informáticas y de idiomas conforman una base esencial para decantarse por un perfil u otro, sin embargo habilidades como la asertividad tendrán un efecto muy positivo en el clima laboral de la empresa, mejorando otras dimensiones como la productividad o el bienestar de los trabajadores, por lo que están enormemente valoradas.

Una prioridad para las empresas

En los últimos años el término inteligencia emocional ha tomado gran relevancia en el ámbito de Recursos Humanos. Se refiere a la gestión de sentimientos y emociones en función del contexto y situación y se ha convertido en un factor fundamental en la construcción de relaciones sociales, tanto en nuestra vida personal como en el entorno de trabajo.

Dentro del contexto laboral cada vez se valora más el saber comunicar y expresar, debatir y rebatir las cuestiones que se plantean. El mundo profesional exige tomar decisiones correctas, valorando las opciones, y descartando aquellas que no sean viables, pero no de cualquier forma, sino desde el respeto. Eso es la asertividad, y puede marcar la diferencia entre obtener un puesto de empleo o ser descartado.

En Ecoembes damos mucha importancia a esta habilidad y de hecho la tenemos muy en cuenta en los procesos de selección: buscamos profesionales que entiendan que es tan importante defender sus ideas y posturas como respetar las de los demás. Y la asertividad es la habilidad que nos va a permitir localizar a este tipo de profesionales que se alejan de otras dos posturas no tan beneficiosas: la agresividad y la pasividad.

Como potenciar la asertividad en el trabajo

La asertividad suele venir condicionada por nuestra educación y nuestras vivencias, por eso entrenarla lleva tiempo y requiere trabajar simultáneamente varios aspectos de nuestro comportamiento y tono de voz, como la confianza en nosotros mismos y el manejo de la ansiedad.

Si queremos mejorar la asertividad debemos cuestionarnos nuestras propias reacciones: observaremos si están siendo proporcionadas o si, por el contrario, se podrían haber abordado de manera distinta, si hemos dado respuestas asertivas, adecuadas o si nos sentimos bien con cómo se ha resuelto la situación.

No hemos de tener miedo a intentar decir lo que pensamos sin herir a los demás, discutir sin personalismos y hacer valer nuestros argumentos con respeto. Esos son tres pilares fundamentales para tener una conducta asertiva:

  • Observar nuestra reacción
  • No tener miedo a rectificar
  • Discutir sin personalismos

Al mismo tiempo iremos analizando en qué situaciones, de las que vivimos en el día a día no somos capaces de ser asertivos. Así podremos trabajar sobre ellas, saber qué emociones suscitan en nosotros cuestiones determinadas y aplicar las recomendaciones ya mencionadas. Las emociones más comunes son la vergüenza y el miedo.

Técnicas para aumentar la asertividad

La asertividad, al igual que cualquier otra habilidad puede entrenarse. Independientemente de lo asertivos que seamos, siempre existe margen de mejora, para ello podemos recurrir a diferentes técnicas de comunicación:

·      Disco rayado. Esta técnica propone repetir nuestro punto de vista durante la conversación para mostrar la firmeza de nuestra opinión, independientemente de los intentos de nuestro interlocutor para cambiarla. En todo momento debemos mantener una actitud tranquila, de lo contrario pasaríamos a una comunicación agresiva.

·      Banco de niebla. A través de esta fórmula vamos a conceder parte de razón a nuestro interlocutor pero sin ceder terreno de nuestra postura. Partiendo de la base de que no hay verdades absolutas, podemos hacer el ejercicio de reconocer qué parte de razón hay en su postura, de esa manera le acercaremos a la nuestra.

·      Aplazamiento asertivo. Recurriremos a esta técnica cuando por cualquier motivo no nos sintamos capacitados para tener una conversación (tenemos dudas, estamos muy nerviosos o enfadados…). Lo que haremos será sencillamente comunicar a nuestro interlocutor que en este momento no podemos darle una respuesta o mantener la conversación, de esta manera ganamos tiempo para reflexionar, calmarnos…

Esta transformación es una carrera de fondo. Es un cambio profundo que afectará positivamente a nuestra vida y a la forma en la que entendemos las cosas y ello exige un periodo de adaptación. Uno no se convierte en una persona asertiva de un día para otro.

Hay que asimilar la teoría, pero sobre todo ponerla en práctica. Forzar un poco las situaciones para enfrentarnos con nuestros miedos y poder entrenar lo aprendido. El crecimiento progresivo que se produce en este tipo de situaciones permite a las personas desarrollar la confianza en sí mismas y posteriormente gestionar situaciones complejas pero decisorias.

En definitiva, la asertividad se conforma como una ventaja competitiva a la hora de optar a un puesto de trabajo, siendo una habilidad cada vez más estratégica en el funcionamiento de las organizaciones, como por ejemplo, en Ecoembes. Transmitir, comunicar, decidir, descartar, debe hacerse ya que son situaciones diarias en el mundo laboral y en la vida, pero la persona que es capaz de hacerlo desde el respeto y argumentando razones de peso destaca por encima del resto y se revaloriza en el ámbito profesional.

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