Biomimética, la naturaleza como ejemplo para vivir mejor
Sólo lo que es sostenible perdura en el tiempo gracias a la adaptación y a su capacidad resiliente, sin agotar su ecosistema y sin contaminar. Es en la naturaleza donde encontramos ejemplos de este “pequeño milagro” de la supervivencia. ¿Por qué no imitarlos para aprovechar sus beneficios? Así es la biomimética o biomímesis, que etimológicamente significa “vida” (bios) e “imitar” (mimesis).
Qué es la biomimética
La biomimética o biomímesis tiene muchas definiciones, pero sólo una visión: imitar a la naturaleza para vivir mejor. Se trata de inspirarse en los procesos naturales para replicarlos en nuestras actividades; desde la construcción de edificios hasta el diseño de trenes, pasando por la fabricación de materiales más resistentes o productos que no dejan residuos.
También es un proceso en el que coopera la biología con la tecnología para resolver problemas prácticos imitando las funciones de los sistemas biológicos. Esto, que en realidad lleva haciendo el ser humano desde hace siglos, ha adquirido especial importancia en los últimos tiempos, porque es ahora cuando se necesitan más soluciones sostenibles para reducir el impacto ambiental y el consumo energético, aumentar la perdurabilidad de los objetos y minimizar el sobreuso de recursos naturales o la generación de residuos.
A ello contribuyó en 2012 la publicación del libro “Biomímesis, innovaciones inspiradas por la naturaleza”, escrito por Janine Benyus, quien propone imitar a la naturaleza como respuesta ante la crisis ambiental y abandonar la actual visión antropocéntrica. Tal y como se pregunta Benyus, ¿por qué vamos a desaprovechar la gran oportunidad de imitar a alguien -la naturaleza- que ya tiene una experiencia demostrada en crear soluciones innovadoras y eficientes?
La naturaleza sabe adaptarse, consumir sólo lo necesario, autorregenerarse, aprender, crecer con límites, reutilizar, innovar, repararse a sí misma y protegerse. Todas ellas son cualidades envidiables que nos gustaría tener para la gran mayoría de productos que usamos y consumimos a diario, o para las casas que habitamos.
Como dijo el biólogo Frederic Vester “la naturaleza es una única empresa que no ha quebrado en 4.000 años”. Sin faltarle razón, quizás el profesor Vester no valoró lo suficiente el factor humano y su impacto ambiental, capaz de acabar con ecosistemas enteros o extinguir especies. Nosotros necesitamos imitar a la naturaleza, pero la naturaleza necesita más urgentemente que la tomemos como ejemplo para dejar de agredirla.
Principios de la biomimética
La biomimética no es algo nuevo. De hecho, se aplica desde hace siglos en campos como la arquitectura, medicina, robótica, ingeniería, óptica, etc. Leonardo da Vinci o Antonio Gaudí ya aplicaban en sus obras e inventos la biomímesis.
Según el experto Manuel Persa, la biomimética tiene tres principios fundamentales que enmarcan la visión y objetivos para imitar a la naturaleza.
- Observar. El primer paso es la observación de los sistemas biológicos y los procesos naturales para poder conocer las soluciones que aplica para su supervivencia y bienestar.
- Detectar patrones. La observación de los sistemas naturales nos permite conocer sus patrones, efectos que se repiten de manera constante.
- Adaptación. Muchos de los patrones, no todos, pueden ser replicables para la mejorar de la eficiencia de las actividades humanas.
Cómo se hace
Los principios y la utilidad de la biomimética son claros, pero ¿cómo se hace? Partiendo de la base de observación de los sistemas naturales y sus procesos eficientes, hay algunas estrategias aplicables de manera general:
- Ser conscientes de los limites (y de las limitaciones biológicas).
- Tener muy presente la idea de suficiencia.
- Usar fuentes de energía renovable, especialmente la solar.
- Minimizar el uso de la energía en cualquier proceso.
- Adaptar la forma a la función (lo que hoy llamamos ecodiseño).
- Reciclar todo el material utilizado en los procesos (circularidad plena). Es el caso de los residuos de envases domésticos que gestiona Ecoembes.
- Promover la cooperación entre las personas. Compartir el conocimiento.
- Utilizar tecnología local.
Beneficios
Casi todos los beneficios de la biomimética provienen de la eficiencia en el uso de la energía y de los materiales. Es decir, los procesos de biomímesis reducen el consumo de energía y recuperan la materia usada (en la naturaleza no existe el concepto de “residuo”).
Impulsado desde Ecoembes, toda la cadena de valor de los envases (desde las empresas hasta los responsables de la recogida, tratamiento y reciclaje) investiga soluciones basadas en la biomimética para optimizar los procesos. Esto permite utilizar menos materia y energía en el diseño y fabricación de los envases (por ejemplo, se estudia la composición de las alas de las mariposas para diseñar envases más ligeros y resistentes), investigar en nuevos materiales biodegradables, aplicar técnicas más avanzadas de recuperación o darle más salidas al material procedente del reciclaje.
Una de las investigaciones más populares es la que utiliza el micelio de los hongos y setas o las proteínas de los mejillones para producir un adhesivo que puede sustituir a los pegamentos de origen químico en el packaging sostenible.
Estos serían algunos ejemplos de cómo podemos aprender del funcionamiento de la naturaleza para mejorar los procesos humanos:
- Regulación de la temperatura de las abejas en las colmenas.
- Reducción de la pérdida de agua en algunas especies de ranas.
- Cambio de color del insecto palo.
- Termorregulación de los lagartos.
- Sistema de respiraderos y ventilación de los termiteros.
- Recuperación de calor en los atunes y los caimanes.
- Condensación de agua a partir de la humedad del aire en algunos escarabajos.
Algunas de las aplicaciones de la biomimética:
- Imitando la composición de las telarañas se fabrican vidrios con patrones reflectantes de rayos UV para evitar que los pájaros choquen con las ventanas.
- La telaraña también ha servido para fabricar materiales de construcción más resistentes que el acero.
- El diseño del tren bala japonés está inspirado en la aerodinámica del pico del martín pescador.
- El famoso velcro nació del estudio de la capacidad de agarre de los cardos.
- Hay bañadores cuyo tejido imita la piel del tiburón para aumentarla velocidad del nadador.
- Las hormigas y su capacidad de mover 2.000 veces su peso ha sido la base para crear robots de poco más de 10 gramos.
- A pesar de ser acuática, la flor de loto tiene la capacidad de estar siempre limpia, lo que ha servido para diseñar ropa repelente de líquidos.
- Hay sistemas de alerta que están inspirados en los ojos de los insectos.