Capital natural: nexo entre economía y naturaleza

Capital natural

Cualquier análisis económico parece situarse en planos teóricos y numéricos totalmente ajenos a las dinámicas y procesos que ocurren en la naturaleza, pero lo cierto es que esta es el origen de todas esas complejas estructuras. El concepto de capital natural retoma esta conexión y establece una conexión indiscutible entre medioambiente, economía y sostenibilidad.

¿Qué es el capital natural?

Gradualmente hemos ido asimilando el concepto de capital como dinero, pero lo cierto es que el capital es cualquier recurso que proporciona valor para las personas.

Según la organización Natural Capital Coalition, el capital natural es «el inventario de recursos naturales renovables y no renovables que, al ser combinados, brindan beneficios a las personas».

Desde tiempos inmemoriales la naturaleza nos ha abastecido de bienes naturales imprescindibles para el desarrollo y evolución de nuestros modelos de vida, pero poco a poco nos hemos ido aislando de la naturaleza y hemos dejado de tener presente que sin ella no podríamos disponer de los bienes e incluso servicios que consumimos: desde un par de calcetines hasta un viaje en avión, todo lo que consumimos requiere la explotación de recursos naturales.

Economía y capital natural

Hasta la fecha nuestro modelo económico se ha desarrollado prestando escasa o nula atención a la naturaleza, como si fuesen elementos divergentes, pero lo cierto es que el crecimiento económico de una sociedad sería imposible sin las materias primas y los ecosistemas que facilitan su crecimiento productivo.

Hablar de capital natural significa entender que nuestros modelos económicos se sustentan en nuestros recursos naturales y que somos capaces de reconocer la importancia que éstos tienen en nuestro bienestar.

A partir de este punto será más fácil lograr un modelo económico sostenible. La situación actual de degradación del medioambiente (contaminación atmosférica, deforestación, degradación del suelo, pérdida de biodiversidad…) pone en evidencia el hecho de que para poder seguir disponiendo de recursos naturales debemos hacer un consumo equilibrado y proporcional de lo que nos ofrece la naturaleza.

Las empresas, que son los principales agentes económicos, juegan un papel fundamental en la protección del capital natural, ya que sólo reconociendo su relación con él surge la oportunidad de mejorar el impacto de su actividad y de alcanzar modelos de negocio sostenibles en el largo plazo.

En el momento en que una empresa toma conciencia de cómo su actividad impacta y depende de los recursos naturales, surge la oportunidad de ir realizando modificaciones en su actividad que permitirán crear valor para la economía, la naturaleza y la sociedad, sin tener un impacto negativo en ninguna de ellas. Esto se traduce en formular estrategias corporativas de sostenibilidad, detectar oportunidades de negocio y mejorar su impacto social positivo y reputación, entre otros.​

Tipos de capital natural

El capital natural lo constituyen, en última instancia, bienes y servicios. Cuando hablamos de bienes nos referimos los árboles, las plantas, otros seres vivos y organismos, es decir, todos los elementos presentes en la naturaleza que el ser humano consume de un modo u otro. Los servicios por su parte aluden a la capacidad que tienen los ecosistemas para generar beneficios a las personas. Se trata de procesos complejos como la regulación de gases (absorción de CO2 y producción de oxígeno) o los ciclos del agua. Procesos que no se agotan y ayudan mejoran nuestra calidad de vida.

Al margen de estas categorías que aluden a cómo nos afecta el capital natural, podemos diferenciar los siguientes tipos:

  • Renovable. Son los recursos que se pueden restaurar de manera natural a una velocidad superior a la del consumo que realizamos los seres vivos, por tanto se consideran inagotables. Pertenecen a este grupo la radiación solar, las mareas o el viento, es decir, elementos que de hecho son la base de las energías limpias.
  • No renovable. Son los recursos de los que existen depósitos limitados y cuya regeneración es tan lenta que su agotamiento es altamente probable. El petróleo es el mejor ejemplo de este tipo de recurso, pero también pertenecen a esta categoría el carbón o los minerales.
  • Recuperable. Es aquel que pese a sufrir un deterioro tiene capacidad de regeneración. Buen ejemplo de este tipo de recuerdo son la capa de ozono o la fertilidad de los terrenos.
  • Cultivado. Abarca todas las áreas de cultivo, tanto los sistemas de producción agropecuaria como los silvícolas.

Preservar nuestro capital natural requerirá impulsar la economía circular para transformar la manera en que consumimos y producimos, de modo que la conservación y recuperación de la naturaleza ocupen un lugar prioritario. En Ecoembes, consideramos la conservación del capital natural nuestra razón de ser, entendemos que todo sistema económico se apoya en los cimientos de la naturaleza y creemos que el reciclaje es uno de los objetivos prioritarios cuando se trata de protegerla.

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