Cómo sacar partido a los tropiezos
Es posible sacar partido a los tropiezos. Pocas trayectorias laborales exitosas han sido resultado de la suerte o la causalidad. La constancia y el esfuerzo no siempre dan sus frutos a la primera y debemos perseverar. Pero son la clave. Ahora bien ¿cómo motivarnos para seguir adelante cuando experimentamos un tropiezo tras otro hasta alcanzar nuestros objetivos?
En primer lugar, a veces el problema es el objetivo en sí mismo, puede ser demasiado ambicioso o no realista. O quizás tan lejano en el tiempo que no tiene en cuenta adversidades que pueden surgir sobre la marcha. En ese caso es mejor hacer un plan por etapas, con fechas y metas concretas. Ir superándolas nos hará ver que cada vez estamos más cerca de nuestra finalidad y nos permitirá adaptar la estrategia a las circunstancias. Además, disfrutaremos más por el camino y ahuyentaremos nuestro peor enemigo en estos casos: la frustración.
En segundo lugar, hay que perder el miedo al fracaso y aceptar que forma parte del camino al éxito, del aprendizaje. No hay niño que aprenda a andar sin caerse. Lo importante es la satisfacción y el orgullo que se siente al superarlo y al hallar la solución para subsanarlo y seguir. Esa es la clave que nos dará la confianza para continuar.
En tercer lugar, los expertos en psicología afirman que nos sólo aprendemos de los errores si no que con ellos desarrollamos otras habilidades importantísimas tanto para la vida laboral como la personal como la resistencia, la creatividad, la paciencia, la tolerancia con los errores de los demás, la humildad, la curiosidad por probar cosas nuevas, etc.
A nivel empresarial, las organizaciones con una cultura abierta a los errores y estrategias que posibiliten mecanismos de aprendizaje para sacar partido de los mismos tienen a la larga más éxito. Este punto de vista llevaría a entender el caso de aquellas que lanzan un primer producto con éxito pero que, sin saberlo, fracasan en los sucesivos intentos posteriores. Es lo que dice la psiquiatra estadounidense Jenny C. McCune, que recomienda a las organizaciones establecer programas de recompensa a la asunción prudente de riesgos y una cultura de tolerancia a los errores (Jenny C. McCune, ‘Making Lemonade’. Management Review. Junio 1997).
En cualquier caso, hay fracasos que se pueden esquivar y se puede sacar partido a los tropiezos. La receta es elegir riesgos asumibles y no tener prisas por alcanzar el éxito.