Competencias digitales en la era moderna: Una guía en profundidad 

Competencia digital

El enorme desarrollo que han experimentado las tecnologías de la información, la competencia digital y la comunicación en las últimas décadas ha dado lugar a que el grado de acceso al conocimiento que hemos alcanzado permita etiquetar la sociedad del siglo XXI como “Sociedad del conocimiento”. 

Internet ha hecho posible el aprendizaje continuo, lo que supone una revolución cultural y la ruptura de barreras sociales. De hecho, nos encontramos con una democratización de la información en la que la sociedad no solo consume, sino que es capaz de crear contenido y opinar, convirtiéndose en sujetos activos. 

En este contexto surge la necesidad de formar a las sociedades para equiparar el acceso a información y conocimiento, de tal modo que la edad o los recursos económicos no supongan un obstáculo a la hora de extraer el máximo rendimiento de las herramientas digitales. Las competencias digitales serán las habilidades que nos permitan lograrlo. 

¿Qué son las competencias digitales? 

Cuando hablamos de competencias digitales nos referimos al conjunto de conocimientos y habilidades que nos permiten sacar el máximo rendimiento a las tecnologías de la información y comunicación. 

Hablamos de un término acuñado en 2006, cuando el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea plantearon la competencia digital como una de las ocho habilidades fundamentales (dentro de las recomendaciones sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente), definiéndola de la siguiente forma: “La competencia digital entraña el uso seguro y crítico de las tecnologías de la sociedad de la información (TSI) para el trabajo, el ocio y la comunicación. Se sustenta en las competencias básicas en materia de TIC: el uso de ordenadores para obtener, evaluar, almacenar, producir, presentar e intercambiar información, y comunicarse y participar en redes de colaboración a través de Internet.” 

El objetivo es que poseer competencias digitales nos permita integrar las TSI en nuestra vida cotidiana, en ámbitos tan diversos como el trabajo, el ocio, la realización de gestiones, la comunicación… de tal modo que no solo accedamos a información o aprendizaje, sino que seamos capaces de almacenar, intercambiar, producir, evaluar, presentar, recuperar información y, en definitiva, podamos tomar un papel activo. 

Para lograrlo será necesario desarrollar conocimientos y destrezas en diferentes ámbitos: búsqueda y gestión de información y datos, comunicación y colaboración, creación de contenidos digitales, seguridad y resolución de problemas. 

Importancia de las competencias digitales 

Las competencias digitales nos van a permitir reducir el tiempo y coste de multitud de actividades y procesos, sacar el máximo rendimiento de los dispositivos electrónicos que usamos en nuestro día a día y acelerar la innovación. 

En nuestra vida cotidiana las competencias digitales se traducen en mayor eficiencia y una menor inversión de tiempo. Podemos usar herramientas que nos ayuden a organizar nuestras tareas, recordar eventos, realizar gestiones (una cita médica, pago de multas, la declaración de la renta…). Pero también actividades cotidianas como pagar el parquímetro, hacer una transferencia o comprar una entrada de cine requieren ciertas competencias digitales. Incluso en el ocio, en el que usamos plataformas de streaming o jugamos a videojuegos, observaremos que contar con competencias digitales es esencial. 

En el ámbito laboral las competencias digitales significan productividad, y por ello cada vez más empresas buscan en las contrataciones competencias digitales, y forman a sus empleados para mejorarlas, ya sea para manejar herramientas específicas o para trabajar en remoto. 

En el ámbito educativo es en el que se siembra la semilla de las competencias digitales, por eso ocupa un papel fundamental. Completamente integrada en todos los niveles educativos, hablamos de que la alianza con la tecnología ha revolucionado los programas de educación a distancia, pero en muchos casos también el acceso a recursos, las relaciones profesor-alumno y las metodologías de trabajo. 

Elementos clave de las competencias digitales 

 La Unión Europea, dentro del Marco de Competencia Digital Europea (DigComp), establece 21 competencias digitales que se agrupan en 5 categorías: 

  • Alfabetización en información y datos. El objetivo es que el usuario de nuevas tecnologías pueda navegar en internet, encontrar información que le resulte útil, filtrarla (identificando fake news y bulos), y almacenarla. 
  • Comunicación y colaboración. El usuario debe ser capaz de utilizar las nuevas tecnologías para comunicarse, lo que significa que puede compartir recursos a través de internet, conectar y colaborar con otras personas mediante herramientas digitales e interactuar en comunidades y redes. Todo ello requiere respetar una serie de normas de conducta (el objetivo es prevenir amenazas como el ciberacoso, falsas identidades…). 
  • Creación y edición de contenido digitales. El usuario debe estar capacitado para crear contenido digital (ya sea texto, imágenes, videos…), incluso para utilizar recursos existentes para crear otros nuevos modificándolos o combinándolos. Otro factor importante en este ámbito es la programación de publicaciones. Todo ello debe contemplar los derechos de autor y licencias. 
  • Seguridad. Intervenir en internet requiere poder hacerlo de forma segura, lo que significa que es necesario conocer tanto las amenazas como las medidas de protección y seguridad de datos personales, dispositivos, entorno… 
  • Resolución de problemas. El usuario ha de saber identificar los recursos digitales acordes a sus necesidades y resolver problemas conceptuales y técnicos. Además, debe poder hacer un uso creativo de la tecnología y actualizar sus competencias. 

Desarrollo de competencias digitales 

Enfrentamos el desafío de convertirnos en una sociedad digital en la que nadie quede atrás. Para ello el Plan nacional de competencias digitales establece una estrategia que trata de garantizar la formación e inclusión digital de la ciudadanía. 

La estrategia de formación digital tiene un planteamiento transversal (con especial atención en la capacitación de mujeres y niñas) que permitirá capacitar a los ciudadanos para comunicarse, comprar, realizar transacciones o relacionarse con las administraciones utilizando las tecnologías digitales con autonomía y suficiencia. 

Otro objetivo fundamental es la adquisición de competencias digitales en todas las etapas educativas, que se seguirán potenciando (cualificación y recualificación) en entornos profesionales y para personas desempleadas, con el objetivo de que las competencias digitales no puedan convertirse en objeto de discriminación y que las organizaciones sean ágiles y flexibles. 

Además, se fomentará la formación de especialistas TIC con el objetivo de progresar en áreas clave como la ciberseguridad. 

La adquisición de competencias digitales se convierte por tanto en un aprendizaje continuo que nos permitirá ser resilientes ante la llegada de nuevas tecnologías. Lograr que la sociedad en conjunto evolucione al mismo ritmo será fundamental para que podamos hablar de una sociedad digital y para evitar la aparición de desigualdades. 

Competencias digitales en el ámbito profesional 

Las organizaciones serán digitales o no serán, por tanto, para destacar en el mercado laboral es necesario contar con competencias digitales generales y propias del sector, y destacarlas en el curriculum vitae en un apartado específico, ya que de esta manera se identifica un perfil profesional actualizado y preparado para evolucionar con las necesidades actuales y futuras. 

En la actualidad las competencias digitales más demandadas por las empresas son las que permiten el desarrollo de: 

  • Publicidad Online 
  • Marketing aplicado a motores de búsqueda (SEM) 
  • Optimización de Motores de Búsqueda (SEO) 
  • Ciberseguridad 
  • Gestión de e-comerce 
  • Gestión de la información en la nube 
  • Diseño de estrategias de comunicación digital 
  • Gestión de comunidades a través de RRSS 
  • Atención al cliente online 
  • Experiencia de usuario en plataformas online 
  • Desarrollo de contenidos audiovisuales 

Lógicamente, dependiendo del ámbito, encontraremos competencias digitales muy distintas: no usará las mismas herramientas un financiero, que un profesor, un cocinero o un médico, por tanto es esencial que ante cualquier proceso de formación reglada nos aseguremos de que se nos proporcionarán las herramientas tecnológicas pertinentes. En Ecoembes, encontramos en las competencias digitales un factor de diferenciación esencial para cualquier proceso selectivo, y tratamos de que todo nuestro equipo se mantenga actualizado en este ámbito, porque solo de esta manera es posible lograr una estrategia corporativa innovadora. 

Según un estudio de Global Tech Outlook de Red Hat, en 2021 el 36% de las compañías encuestadas tenían previsto dedicar parte de su inversión financiera en adaptar sus recursos y formar a sus equipos en habilidades y competencias digitales. Esta apuesta es solo un indicador de cuál será la prioridad en las contrataciones durante los próximos años. 

Desafíos y obstáculos en el desarrollo de competencias digitales 

La transformación digital nos está permitiendo unos niveles de innovación sin precedentes, pero lo cierto es que ligados a este nuevo modelo surgen desafíos a los que es necesario dar una respuesta. La rapidez de implantación de las nuevas tecnologías hace que su uso se vaya definiendo en muchos casos cuando llegan a los usuarios, y es en ese proceso cuando se descubren nuevos retos que están relacionados con la manera en que su uso afecta a nuestras vidas: 

  • Brecha digital. La brecha digital existe, y afecta principalmente a los mayores de 65 años (solo el 70 % de este grupo de población hace uso de internet), a quienes tienen menor nivel educativo y a quienes por cuestiones económicas no cuentan con dispositivos para acceder a internet (en 2021, una quinta parte de las familias españolas no disponían de ordenador, o dispositivos que permitiesen usos avanzados de internet, como teletrabajar o formarse online). Es necesario que las políticas públicas pongan énfasis en la ruptura de esta brecha. 
  • Seguridad en línea y ciberseguridad. El creciente despliegue de tecnologías de infraestructuras basadas en datos ha disparado el riesgo de ciberataques, pero aún es necesario contar con más profesionales capacitados para gestionar la seguridad de empresas e instituciones. Con el objetivo de salvar este obstáculo surge el Real Decreto Ley de Ciberseguridad 5G, que establece los requisitos de seguridad para la instalación, despliegue y explotación de redes y servicios basados en la tecnología 5G. 
  • Fatiga digital y equilibrio entre la vida profesional y digital. La pandemia provocada por la COVID aceleró la implantación del teletrabajo, pero también puso en evidencia el problema de la fatiga digital, que alude a la dificultad que supone para muchos trabajadores desconectar digitalmente cuando tienen en casa todos los dispositivos que permiten su actividad profesional. Aunque la ley  Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales protege a los trabajadores en este sentido, es necesario lograr un compromiso real por parte de las empresas, porque solo de esta manera lograremos proteger la salud física y mental de los trabajadores y permitirles conciliar su vida profesional y familiar. 

Tendencias futuras en competencias digitales 

Las previsiones de futuro en lo referente a competencias digitales apuntan hacia la tecnología disruptiva, que es aquella cuya incorporación supone un cambio significativo en la forma en que las empresas operan y brindan servicios, o que permite crear un nuevo mercado. 

La inteligencia artificial (IA) y la robótica son dos buenos ejemplos de cómo la tecnología puede transformar en profundidad la manera en que las empresas operan, brindan servicios o compiten en el mercado. 

Esta situación ha dado lugar a cambios en el mercado laboral, en el que ya se demandan profesionales especializados en estos ámbitos y, de hecho, nos encontramos con que la demanda supera a la oferta: según datos publicados por Infojobs, las ofertas de empleo vinculadas a la inteligencia artificial aumentaron un 31% en 2022. Nos encontramos con que el mercado demanda científicos, ingenieros y analistas de datos para el desarrollo y mantenimiento de mecanismos basados en IA, ingeniería de datos, arquitectura en soluciones de Big Data, especialistas en Business Analytics y visualización de datos. 

Ante esta situación, el sector educativo tiene la responsabilidad de lanzar al mercado a profesionales cuyas competencias digitales sean acordes a las demandas de las empresas, y de hecho podemos ver cómo diferentes universidades cuentan con másteres específicos en IA, robótica o big data

De mano de la Revolución Digital nos hemos metido de lleno en la IV Revolución Industrial.  En este contexto las competencias digitales se convierten en un elemento clave en nuestras vidas. No podemos perder de vista que hablamos de un contexto cambiante y en constante evolución en el que la formación va a ocupar un papel fundamental. Podemos hablar, de hecho, de una alfabetización digital, ya que las competencias que requiere esta nueva era van más allá de nuestra empleabilidad, afectan a todas las etapas y dimensiones de nuestra vida. Al margen del compromiso e inversión de los gobiernos, cada ciudadano deberá hacer un esfuerzo individual por evolucionar con las tecnologías contemporáneas, y esto se convierte en una situación sin precedentes en nuestra historia. 

Mientras que algunas personas dejan a un lado el smartphone, optando por fórmulas más sencillas que les permitan no estar siempre conectados, nos encontramos con que cada vez es más sencillo hacer gestiones a través del móvil, y más complicado optar por otras vías, pero no cabe duda de que las TSI han llegado para quedarse y enfrentamos el reto de adaptarnos a ellas sin hacernos dependientes o comprometer otras áreas de nuestras vidas. 

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