Economía colaborativa y como la tecnología transforma nuestro modo de consumir.
Una tradición tan antigua como el trueque es el germen de un modelo económico en auge: la economía colaborativa. Compartir, intercambiar, colaborar… son principios que unidos al desarrollo de las nuevas tecnologías transforman la relación entre consumidores y proveedores de productos y servicios, y nuestros modelos de consumo.
¿Qué es la economía colaborativa?
La economía colaborativa es un modelo de consumo alternativo que plantea prestar, alquilar, comprar o vender bienes o servicios. El motor que sustenta este modelo es que el recurso que es objeto de intercambio está temporalmente en desuso, y la compensación no es necesariamente económica, sino que puede responder a principios de colaboración, de reciprocidad, altruismo…
La economía colaborativa es un concepto reciente (acuñado en 2010 en el libro “What’s Mine Is Yours, The Rise of Collaborative Consumption” de Rachel Botsman y Roo Rogers), que surge ligado a las nuevas tecnologías y al uso de apps que permiten conectar a ciudadanos con diferentes necesidades para facilitar intercambios. Hablamos por tanto de un amplísimo rango de actividades económicas que contemplan desde intercambio de ropa o juguetes, a compartir vehículos pasando por servicios de couchsurfing, crowdfunding, huertos compartidos…
Tipos de economía colaborativa
Al tratarse de un concepto muy nuevo, la economía colaborativa todavía se está definiendo y son muchos los autores que reflexionan acerca de ella añadiendo nuevos matices que surgen ligados a cómo las apps transforman nuestros modelos de consumo, no obstante, Rachel Botsman y Roo Rogers establecen tres categorías:
- Sistemas de producto-servicio. Es la fórmula más habitual de intercambio en la que una persona se beneficia de un producto sin ser propietaria de él. Esta fórmula permite transformar bienes (como por ejemplo un coche o una casa), en servicios.
- Sistemas de redistribución. Uno de los grandes valores de las economías colaborativas en un contexto de sobreconsumo como el actual, es que conectan con la economía circular, ya que permiten redistribuir bienes que no se utilizan para darles una segunda vida, u obtener una rentabilidad económica de bienes que no se están utilizando, convirtiéndolos en un servicio.
- Estilos de vida colaborativos. La filosofía que sustenta este modelo permite un intercambio de bienes y servicios, pero también se extiende a experiencias menos tangibles como por ejemplo el tiempo, habilidades o ayuda.
Un cambio en nuestros modelos de consumo
La economía colaborativa encuentra su mejor aliado en el sector startup, que ha permitido el desarrollo de infinidad de plataformas de intercambio que abarcan servicios de muy diversa índole y permiten modificar nuestros modelos de consumo de muy diversas formas:
- Mayor eficiencia. Los proyectos desarrollados en el marco de la economía colaborativa hablan de procesos económicos muy eficientes, ya que hacen un uso más eficaz de los recursos, generan nuevos servicios, amplían la oferta y reducen el precio de los servicios.
- Economía circular. La economía colaborativa ligada al uso de tecnologías ha permitido desarrollar y afianzar el mercado de segunda mano (sólo en 2022 el sector movió 5.200 millones en España).
- Cuidado del medioambiente. La economía colaborativa es el perfecto aliado del medio ambiente, ya sea porque contribuye a la economía circular, porque ofrece alternativas de transporte colectivo, permite reducir el desperdicio de alimentos… multitud de iniciativas con un marcado interés medioambiental se materializan gracias a este modelo.
- Carácter social. Una de las premisas de la economía colaborativa es el contacto entre particulares, gracias a ella dos personas con intereses complementarios entran en contacto, lo que incentiva las relaciones sociales, el diálogo y la solidaridad.
- Mejor reparto de los beneficios. Los modelos de negocio que se enmarcan dentro de la economía colaborativa hacen posible obtener ingresos extra y generan nuevas oportunidades para las personas en peor situación económica.
- Activación del sistema económico. La economía colaborativa ha hecho posible la aparición de infinidad de proyectos. La tecnología ha permitido poner en contacto a personas de un modo que antes hubiera sido impensable, y esto es lo que ha facilitado el auge de modelos que, de otro modo, no hubieran sido posibles. También ha permitido la aparición de fórmulas como el crowdfunding, que permite financiar proyectos en base a unos valores o intereses comunes, o de manera totalmente altruista. Por otro lado, su contribución al empleo, la competitividad y la innovación son factores de un valor incalculable.
Aunque esta transformación de nuestros modelos de consumo es muy positiva, lo cierto es que la juventud de la economía colaborativa hace que aún existan grandes retos en su horizonte. Se trata de un modelo que aún no cuenta con un marco legal acorde, por lo que muchas de las actividades que se desarrollan conforme a él aún no cuentan con una regulación que permita evitar obstáculos como la competencia desleal o la desprotección del usuario.
A pesar de todo esto no es un freno en su desarrollo, sino parte del proceso, y en Ecoembes estamos convencidos de que la economía colaborativa ha llegado para quedarse y contribuir a reducir la huella ecológica del consumo.