Entornos personales de aprendizaje que respetan el medio ambiente
Aprendiendo y cuidando el medio ambiente
Para mantener tu empleabilidad y desarrollar nuevas capacidades acordes con los cambios del mercado laboral es fundamental crearse un entorno personal de aprendizaje adecuado, conocido por las siglas EPA o PLE (Personal Learning Environment).
Tradicionalmente, se entiende como “el conjunto de fuentes de información, herramientas, conexiones y actividades que cada persona utiliza para aprender” en la definición de Jordi Adell, uno de los máximos expertos en este concepto. De esta manera, todas las personas a lo largo de su vida se han ido creando su propio EPA a propósito o no. Sin embargo, la diferencia de hacerlo con una estrategia definida y en base a un objetivo concreto es cualitativamente distinta y los resultados mucho más positivos.
De EPA a MOOC
Lo novedoso es con el tiempo los EPAs fueron integrados por los departamentos de Recursos Humanos de las organizaciones como parte de sus planes de formación y desarrollo. Laura Rosillo Cascante, experta en Recursos Humanos, lo explicó hace años muy claro en una conferencia: el gestor de personas se convierte en este caso en una especie de ‘content creator’ para los entornos personales de los empleados, que serían APES de talento individuales. Y éstos, a su vez, servirían también al resto de colaboradores de la organización.
El desarrollo de los entornos personales de aprendizaje como parte de los planes de formación en las organizaciones han terminado por dar lugar a Fab Labs, Hubs, MOOCs (Massive Online Open Courses) o cursos online masivos y abiertos.
EPAs y digitalización
Con la digitalización, las herramientas al alcance de cualquier persona a la hora de crearse su entorno personal de aprendizaje hacen necesario replantearse qué tipo de EPA teníamos hasta ahora cada uno de nosotros, hasta qué punto sigue siendo válido y cómo podemos adaptarlo a la nueva realidad para obtener las mejores ventajas de lo que las tecnologías actualmente nos ofrecen.
En cualquier caso, la creación de nuestro EPA debe hacerse siempre sin olvidar que este cambio debe llevar también a una mayor sostenibilidad en nuestra forma de operar puesto que el aprendizaje, más aún hoy con el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), no es una actividad pasiva, de mero consumo, o que se realice en solitario, sino que, muy al contrario, implica también producir, intercambiar y compartir conocimiento.
Huella ambiental
En este sentido, conviene tener en cuenta la huella ambiental de las herramientas digitales que vayamos a elegir y saber cómo vamos a usarlas para reducir su impacto. Es bueno recordar que las tecnologías digitales son responsables del 4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), y que incrementan su consumo energético un 9% al año. Además, de seguir creciendo, de aquí a 2025 podrían representar el 8% del total de emisiones (The Shift Project. 2019).
Al respecto, es importante saber que hacer búsquedas en Internet y mantener las páginas abiertas si ya no las estás usando, no limpiar el buzón de la bandeja de entrada del correo electrónico, enviar emails o el stand by también contamina, aunque se ahorren recursos materiales como el papel y se generen menos residuos.
De la misma manera, a la hora de elegir las herramientas para tu entorno de aprendizaje personal, es conveniente tener en cuenta que los portátiles consumen entre un 50% y un 80% menos de energía que los ordenadores de mesa. La razón es que sus baterías se han optimizado para que duren más su impacto ambiental es mayor.
Además, es bueno conocer que un ordenador en reposo usa del 20% al 40% del equivalente de su energía mientras está en funcionamiento y que si está apagado pero sigue conectado también continúa consumiendo, aproximadamente 70 Wh por día. (ADEME).
Pasos
A la hora de ponerse a construir un EPA, Victoria Redondo, formadora en empleabilidad y profesional de recursos humanos, recomienda seguir el modelo de Harold Jarche: ‘Buscar’, una red de personas y recursos; ‘Sentir’, que es lo que quieres y cómo quieres hacerlo, y ‘Compartir’. Y para construirlo, aconseja en primer lugar decidir el enfoque, es decir, establecer áreas de aprendizaje y metas, y, en segundo lugar, dedicarle tiempo. “Hay que ir sin prisa pero sin pausa”, dice.
Para empezar a crear una red personal de contactos Adell sugiere abrirse una cuenta en aplicaciones como Twitter, por ejemplo, y empezar a seguir perfiles de personas expertas en el área que nos interese perfeccionar nuestras capacidades.
Poco a poco el entorno personal de aprendizaje se va completando con más y más herramientas que hoy en día serán casi todas digitales. Por esta razón, prácticamente toda la literatura publicada sobre EPAs recomienda aunar en una sola todas ellas para poderlas gestionar más fácilmente y acceder a las mismas desde cualquier sitio. Son, por ejemplo, SymbalooEdu, Netvibes o Pearltrees.
Aprendizaje social
Al final, la evolución de los EPAs a MOOCs no son más que la aplicación real de la Teoría de la teoría cognitivo social que defienden que en el proceso de aprendizaje intervienen factores ambientales, personales y conductuales que interactúan entre sí.
Esa interacción hace que la persona, al proponerse metas, se automotive, controle su conducta y su propio proceso. También que sea capaz de analizar sus propias experiencias, sus errores y aciertos y perfeccionarse. Aquí entra la fuerza de voluntad. Pero este aprendizaje también se hace por comparación e imitación, y ahí es donde entra el intercambio, ‘lo social’.
Este último punto fue lo que hizo pensar a los gestores de recursos humanos de los beneficios de facilitar la participación de comunidades de transferencia de información o la creación de nodos de conocimiento entre los empleados o de sus colaboradores con otras organizaciones, Fab Labs, Hubs, MOOCs…