¿Cómo medimos nuestros riesgos ambientales?

Evaluación de riesgos

¿Sabemos realmente cuál es nuestro impacto en el entorno medioambiental? Más allá de medir nuestra huella ambiental o de reducir emisiones de C02, las empresas necesitan medir y valorar los riesgos ambientales que genera su actividad. Para ello, existe una herramienta que aporta una radiografía completa sobre dicho impacto en numerosos niveles.

La Valoración (o Evaluación) de Riesgos Ambientales (VRA), que también es conocida como Análisis Cuantitativo de Riesgos (ACR) es un proceso por el cual las organizaciones pueden identificar y evaluar sus riesgos derivados de su actividad y que pueden alterar la salud de las personas o el medioambiente. Concretamente, una VRA se centra en el impacto sobre el suelo y cómo puede verse alterado por la intervención de los seres humanos.

Todas las grandes empresas de alimentación, bebidas, productos de limpieza o de higiene personal, entre otros muchos sectores, realizan una VRA de su actividad y manejo de productos, incluyendo los envases que utilizan para colocar sus productos en el mercado para que sean consumidos.

Casi la totalidad de las empresas de los sectores antes mencionados están adheridas a Ecoembes, cumpliendo así con su obligación de asumir la recogida selectiva de sus envases domésticos y, por tanto, evitando riesgos de contaminación que se producen cuando los residuos de los envases no están bien gestionados.

Qué mide una VRA

Gracias a la ejecución de una VRA, las organizaciones acceden a una información muy valiosa por medio de unas estimaciones cuantitativas y cualitativas sobre las posibles sustancias contaminantes en el suelo, el aire o el agua generadas por su actividad. Esta información le sirve a la organización para detectar el problema, valorar el resigo y, si procede, tomar las medidas oportunas para subsanar el problema para que los niveles permisibles de los contaminantes no excedan de los niveles permitidos. Algunas de las variables que mide una VRA son:

  • Riesgos físicos. Preserva la salud humana, especialmente de los empleados, al medir, por ejemplo, la contaminación acústica, las radiaciones o los campos electromagnéticos derivados de la actividad de la empresa y sus instalaciones. Es clave la formación de los trabajadores para que afronten con seguridad un posible accidente.
  • Peligros químicos. Mide aquellos impactos que pueden afectar a la salud humana como los producidos por inhalar, tocas o tragar sustancias químicas que puedan tener graves consecuencias físicas.
  • Destrucción del hábitat. Hay actividades de un alto impacto ambiental, como la minería, la urbanización o la deforestación que requieren de una VRA muy estricta.
  • Peligros biológicos. La actividad económica e industrial puede producir alteraciones no deseadas como la aparición de especies invasoras (por ejemplo, debido al sistema internacional de pesca), organismos modificados genéticamente o microbios. La pandemia de COVID, extendida por un fallo de control en un laboratorio chino, es un claro ejemplo de falta de evaluación de los riegos ambientales.

Ventajas de hacer una VRA (Evaluación de Riesgos)

La importancia de una VRA (Evaluación de Riesgos) queda patente en las ventajas que comporta:

  • Permite identificar y, sobre todo, comprender los riesgos ambientales y las amenazas que suponen.
  • La información que genera una VRA posibilita a las organizaciones a desarrollar planes de prevención y mitigación.
  • Refuerza el compromiso de las empresas con la sostenibilidad ambiental.
  • Permite cumplir con las normativas vigentes sobre protección ambiental y evitar sorpresas cuando se inicia un nuevo proyecto, especialmente cuando tiene un alto impacto en el entorno.
  • Evita riesgos de accidentes que podrían ser perjudiciales para la salud humana y el medioambiente, como por ejemplo fugas de vertidos químicos.

Marco legal y metodología

El Real Decreto 9/2005 establece la relación de actividades potencialmente contaminantes y propone la metodología que las empresas han de seguir para realizar su Evaluación de Riesgo Ambiental. Dicha metodología tiene cuatro etapas:

  • Identificación del peligro. Se detectan los focos de contaminación, el tipo de contaminantes existentes y sus posibles receptores (personas o espacios ambientales.
  • Evaluación toxicológica. Es la evaluación del potencial tóxico de los contaminantes detectados.
  • Evaluación de la exposición. Aporta un dato clave: las dosis diarias de exposición a los contaminantes encontrados, tanto en una exposición directa (contacto o ingesta) como indirecta (inhalación).
  • Caracterización del riesgo. Combina la información toxicológica de los contaminantes y las dosis de los receptores potencialmente afectados, lo que permite medir cuantitativamente el riesgo. Si es inaceptable, hay que tomar de inmediato medidas para reducir la contaminación.

Herramientas para hacer una VRA (Evaluación de Riesgos)

Realizar una VRA es una tarea compleja que requiere de herramientas de apoyo especializadas para facilitar la tarea a las empresas. Normalmente, se utilizan programas informáticos diseñados para esta función, como el RBCA Tool Kit o el BP Risk.

Son programas complejos que necesitan de cualificación específica, especialmente en la fase de interpretación y valoración de los resultados que arroja el sistema una vez procesados todos os datos incorporados.

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