Finanzas verdes: El imparable avance de las finanzas verdes
El concepto de finanzas verdes ha emergido como un componente clave en la transformación sostenible del sector financiero. Este tipo de finanzas se enfoca en inversiones que promuevan proyectos y actividades con un impacto positivo en el medio ambiente, como la reducción de emisiones de carbono o la conservación de los recursos naturales. En este contexto, la economía necesita de estas finanzas verdes para desarrollar la transformación sostenible que demanda el planeta. Cada vez son más los inversores que, además de buscar rentabilidad, priorizan proyectos y empresas que integran la protección ambiental y el bienestar humano como pilares de su misión y valores.
El mundo financiero está viviendo momentos de transición entre los sectores tradicionales, como el de los combustibles fósiles o la economía lineal, y los nuevos nichos de oportunidad que ofrece la sostenibilidad en sus vertientes social y ambiental.
Bancos, fondos de inversión, gestores de activos, entidades aseguradoras o fondos de pensiones están ampliando su cartera de inversiones sostenibles dada la creciente demanda que hay por parte de ciudadanos, organizaciones y empresas. Miles de millones que van abandonando las actividades que implican altos impactos ambientales y buscan apoyar proyectos que incorporen el paradigma de la a sostenibilidad.
Según el Pacto Mundial de Naciones Unidas, sólo necesitaríamos movilizar el 1% de todos los activos financieros que hay actualmente en el mundo para poder alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030.
Sin embargo, el último informe de seguimiento de los ODS, publicado en junio de este mismo año, indica que existen serias dificultades para conseguir este objetivo y que, muy probablemente, haya algunos ODS que no se conseguirán. Algo parecido ocurre con la financiación necesaria para mitigar el cambio climático y desplegar medidas de adaptación.
Qué son las finanzas verdes
Se definen como aquellas inversiones que se deciden teniendo en cuenta los factores de impacto positivo social y ambiental. Bajo este concepto tan amplio, se incluyen herramientas tan conocidas como la Inversión Socialmente Responsable (IRS) o la inclusión de criterios ESG, a los que ahora se están sumando una gran variedad de productos, como los fondos de inversión sostenible, fondos de inversión solidarios, capital de riesgo social y bonos verdes.
La financiación sostenible habilita el flujo financiero necesario para que se puedan desarrollar proyectos frente a los principales retos del planeta: el cambio climático, la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables, la pérdida de biodiversidad, el tránsito de la economía lineal a la circular, la degradación de los océanos o la deforestación.
Además, gracias a este modelo de financiación, las empresas que introducen prácticas y proyectos sostenibles no sólo cumplen con sus obligaciones en materia social y ambiental (tanto legales como voluntarias), sino que además mejora su reputación, afecta positivamente en la cuenta de resultados (sobre todo a largo plazo) y les aporta ventajas competitivas en el mercado.
Cómo se regulan las finanzas verdes en la UE
La Unión Europea es la región del mundo más adelantada en promover este tipo de finanzas y en determinar qué es y qué no es una inversión sostenible. Para ello tiene varias herramientas activadas.
Una de ellas es el Plan de Acción sobre Finanzas Sostenibles. Aprobado en 2018, tiene como objetivo conectar las necesidades de promover una economía sostenible (Acuerdo de París sobre cambio climático, Agenda de Desarrollo Sostenible, etc.) con el sector de las finanzas.
Para ello, la UE ha establecido un “lenguaje común” para definir lo que realmente son las finanzas sostenibles a través de una Taxonomía, ha creado etiquetas para los productos financieros considerados verdes y ha avanzado en la transparencia de la información no financiera de las empresas.
Por otro lado, la UE está estableciendo canales de financiación verde para promover la economía circular. Es el caso de la Iniciativa Conjunta para la Economía Circular formada por bancos nacionales (en España es el Instituto de Crédito Oficial, ICO) y otras instituciones financieras, que ya ha orientado 11.600 millones hacia proyectos circulares entre 2019 y 2023, con el objetivo de llegar a los 16.000 millones en 2025.
En este impulso a la economía circular, es clave que la financiación verde también impregne el emprendimiento en la innovación tecnológica. TheCircularLab, el centro de innovación abierta en economía circular promovido por Ecoembes, apoya diferentes iniciativas para que las startups encuentren espacios donde exponer sus proyectos y así acceder a la necesaria financiación para desarrollarlos.
El Futuro de las finanzas verdes
El futuro de las finanzas verdes es esperanzador. En 2023 las emisiones de bonos verdes, sociales o sostenibles aumentaron un 3% respecto al año anterior, llegando a un volumen de negocio de 870.000 millones de dólares, según el último informe anual de la Climate Bonds Initiative.
El crecimiento se mantiene en los cuatro primeros meses de 2024, porque la emisión de bonos verdes en el mundo ha crecido en un 20% hasta llegar a los 238.654 millones de dólares entre enero y abril.
España es el cuarto país de europeo y el séptimo en el mundo por su volumen de bonos verdes colocados en el mercado. Las empresas y organismos públicos españoles colocaron el pasado año 15.131 millones de euros en deuda verde. Los principales emisores fueron El Tesoro Español y las empresas Telefónica e Iberdrola. El primer país del mundo en este tipo de inversiones es China, seguido de Alemania y Estados Unidos.
Las previsiones son optimistas respecto al aumento de la financiación verde, dada la cantidad de dinero que hay que mover para cumplir con los objetivos climáticos y de circularidad en la economía.
Por ejemplo, la Ley de Cambio Climático española de 2021 obliga a las empresas a medir la huella de carbono de sus emisiones de Alcance 1, 2 y 3. Esto significará importantes transformaciones en el ámbito energético para muchas empresas, especialmente en el transporte, que necesitarán de vías de financiación alineadas con los objetivos de sostenibilidad climática.
Otros sectores ambientales emergentes que presentan buenas oportunidades y rendimientos para los inversores interesados en líneas de financiación sostenible son las energías renovables y la eficiencia energética; la economía circular en la gestión de los residuos; la restauración de ecosistemas naturales; el control de la contaminación; la construcción y rehabilitación sostenible, y la agricultura ecológica.
Ecoembes es una de las muchas organizaciones que durante los últimos años ha evolucionado sus informes anuales, que toman como modelo el protocolo GRI, con toda la información sobre gestión y organización en materia económica, financiera, ambiental, social y de gobierno corporativo.
Integrar en el negocio la financiación sostenible
Incorporar la financiación verde en el enfoque de la empresa no es tarea fácil. Hay que tener en cuenta los siguientes factores:
- Evaluación y planificación. Es primordial evaluar el impacto ambiental y social de la organización antes de planificar estrategias financieras que busquen la rentabilidad, pero también la sostenibilidad. Hay que elegir bien dónde se invierte teniendo claros los objetivos del proyecto, pero especialmente su propósito y visión socioambiental.
- Informes de sostenibilidad. A estas alturas, puede parecer una obviedad decirlo, pero la transparencia es clave en los procesos de inversión sostenible. Que los clientes, proveedores, empleados y otros grupos de interés conozcan las decisiones de la empresa es la mejor forma de que las comprendan y asimilen.
- Educar y formar. Capacitar a los empleados en principios y prácticas de finanzas sostenibles es esencial, porque asegura su conocimiento y permite generar las habilidades necesarias para implementar estas estrategias, integrando las prácticas de sostenibilidad, como es el caso de la financiación verde, en toda la estructura la empresa.