La carta de agradecimiento como herramienta de empleabilidad
La velocidad a la que vivimos hace que poco a poco vayamos perdiendo costumbres y hábitos. Dar las gracias es uno de esos gestos que se ha mantenido casi como acto reflejo en contactos habituales, pero que no está tan presente en relaciones más complejas: damos por hecho que se sobreentiende que estamos agradecidos, se nos olvida o simplemente pensamos que es nuestro derecho recibir determinada atención. Es por eso que no hay costumbre de enviar una carta de agradecimiento cuando la situación lo requiere.
El agradecimiento tiene efectos muy positivos en nuestras relaciones, pero cuando hablamos de relaciones profesionales los beneficios de este gesto se multiplican exponencialmente.
¿Cuándo escribir una carta de agradecimiento?
La respuesta parece sencilla: cada vez que nos sintamos agradecidos. Pero es cierto que surgen dudas: no queremos ser pesados o aduladores, realmente no sabemos el efecto que tendrá en quien la recibe…
Pensemos que una carta de agradecimiento la recibe una persona, y a todos nos gusta recibir comunicaciones positivas. En el caso de comunicaciones con una empresa podemos agradecer cualquier interacción que hayamos tenido con ella:
- Tras realizar una entrevista de trabajo.
- Después se seleccionado para una empresa.
- Para rechazar una oferta de trabajo.
- Para concluir o iniciar una relación laboral como proveedor.
- A consecuencia de una donación.
- Para agradecer el tiempo que hemos estado trabajando en una compañía (incluso cuando el fin de la colaboración se deba a un despido).
- Para despedirnos de los compañeros de la oficina o del jefe.
En cuanto a las cartas de despedida, es interesante pensar en las relaciones en el largo plazo. Partimos de la base de que el despido ha sido por causas ajenas al trabajador, por lo que, aunque no nos sintamos contentos con la situación, es muy positivo agradecer el tiempo que ha durado la colaboración y mostrar la puerta abierta a futuras colaboraciones.
Carta de agradecimiento y empleabilidad
Ciertamente a día de hoy las cartas de agradecimiento no son frecuentes, pero tienen unos efectos muy positivos en la relación de la empresa con la persona que agradece, concretamente en el caso de las entrevistas de trabajo se convierte en un valor a destacar de un candidato, haciendo que la empresa tenga mejor predisposición a su candidatura.
En ocasiones después de una entrevista el miedo a ser demasiado insistentes hace que evitemos cualquier interacción con la empresa a pesar de que nos gustaría hacerlo, pero los entrevistadores prestan mucha atención a cómo y cuándo los candidatos se interesan por el proceso en el que acaban de intervenir. En ese sentido los agradecimientos son muy bien valorados. Lo habitual es enviar la carta después de realizar la entrevista, tan pronto como podamos encontrar un momento para escribir una carta de calidad y bien pensada, lo ideal es en el mismo día o al día siguiente.
Según un estudio realizado por la consultora de recursos humanos Robert Half, el 80% de los entrevistadores considera que las cartas de agradecimiento son útiles a la hora de decidir entre los candidatos. El 94% prefiere recibir emails y el 86% cartas en papel (por debajo quedan las llamadas telefónicas, las redes sociales y los mensajes de texto, como medios adecuados para agradecer el tiempo de una entrevista).
El hecho de que sólo el 24% de los entrevistados se toma el tiempo y la molestia de escribir a la empresa tras la entrevista hace que ese sencillo gesto les permita destacar frente a sus competidores.
Consejos para redactar una carta de agradecimiento
La ventaja de las cartas de agradecimiento frente a un agradecimiento verbal es que nos permiten reflexionar mejor sobre lo que vamos a decir y además perduran. A continuación, encontrarás algunos consejos que te resultarán muy útiles a la hora de redactar tu carta de agradecimiento:
- Es recomendable redactarla a ordenador (ya que es habitual que este tipo de documento se imprima y se comparta).
- Debe ser redactada de forma breve y con un lenguaje sencillo y cordial.
- Siempre que sea posible lo ideal es dirigirla a una persona en concreto (mejor que “A quien corresponda”, o a un departamento).
- Comenzaremos con un saludo que variará en formalidad dependiendo de la persona a la que vaya dirigida (no es lo mismo escribir a alguien que conocemos que alguien a quien sólo hemos visto una vez).
- En la introducción podemos transmitir en una o dos frases el motivo de la carta.
- El cuerpo de la carta recogerá lo que queremos agradecer y lo que nos ha motivado a escribir la carta: lo ideal es hacerlo de forma breve y clara sin olvidar incluir las razones por las que nos sentimos agradecidos. Cuando corresponda podemos incluir nuestro interés en algo en particular: en el puesto de trabajo al que hemos aplicado, en volver a colaborar con la empresa en el futuro… Lo ideal es pasar por este punto de manera somera y sin insistencia. Al redactar nuestra carta de agradecimiento tendremos en cuenta que no tenemos que reiterar todo lo dicho en encuentros anteriores: el objetivo es simplemente dar las gracias.
- Cerraremos la carta con una despedida que, como ocurría con el saludo será tan formal como nuestra relación con la persona a la que estamos agradeciendo.
- No olvidaremos revisar el texto y la ortografía, en especial cuando nos estamos postulando para un puesto de trabajo en la empresa.
- Podemos enviar la carta en papel o por correo electrónico, este detalle no es muy relevante, aunque a día de hoy realmente es más práctico hacerlo por email. En ese caso además es recomendable configurar una firma electrónica con todos nuestros datos, lo cual contribuye a forjar una imagen de profesionalidad.
Por último, tendremos en cuenta que a pesar de nuestras buenas intenciones lo más probable es que la carta de agradecimiento no obtenga respuesta, especialmente cuando hablamos de procesos de contratación: en muchos casos la propia política de Recursos Humanos les impide dar respuesta con el objetivo de hacer los procesos asépticos. No obstante, esto no debe frenar en ningún caso nuestras buenas intenciones.