Octalysis: principios de gamificación trasladados a RRHH

Octalysis

Una de las herramientas que ha revolucionado el ámbito de los recursos humanos es la gamificación, es decir la utilización de juegos con el objetivo de entrenar y/o desarrollar determinadas habilidades. Octalysis es un sistema de gamificación que sienta las bases para lograr que cualquier juego (o intervención que busque despertar una acción en los miembros de nuestro equipo) sea un éxito. 

Qué es la gamificación en recursos humanos

Cuando hablamos de gamificación en recursos humanos nos referimos a la unión de dos universos aparentemente distantes como son los videojuegos y el ecosistema empresarial. 

El objetivo de Octalysis es utilizar elementos sociales, las técnicas y la motivación que de manera natural despiertan los videojuegos, para alcanzar objetivos del departamento de Recursos Humanos que de otra manera sería difícil y costoso lograr. Mediante la gamificación es posible: 

  • Entrenar y descubrir capacidades en los miembros del equipo. 
  • Formar a los miembros del equipo en determinados campos. 
  • Potenciar y mejorar el trabajo en equipo. 
  • Inculcar la cultura y valores importantes para la empresa. 
  • Modificar comportamientos que pueden estar ya arraigados. 
  • Mejorar los procesos de selección al testear al empleado en diferentes aspectos a través del juego. 

Qué es Octalysis 

Octalysys es un sistema creado por You-Kai Chou, experto en gamificación, que presenta los ocho motores que es necesario activar para lograr el máximo rendimiento en un juego, y una motivación real en los usuarios. Los ocho motores o principios de la gamificación que presenta Chou a través de Octalysis son: 

  • Significado y vocación épicos. Este motor alude a la motivación que surge cuando sentimos que formamos parte de algo mayor que nosotros mismos, algo épico. Esto es habitual en los juegos en los que se plantea un objetivo tan potente como salvar a la especie humana, solo con ese planteamiento ya tenemos un compromiso mayor que si lo que quisiéramos es conseguir un tesoro para nuestro propio lucro. 
  • Desarrollo y realización. La sensación de evolución y mejora es un motor muy potente. Cualquier juego en el que el participante va obteniendo puntos se basa en este principio de motivación. Utilizar este tipo de elementos en el juego supone por ejemplo proporcionar al usuario una barra de progreso en la que él mismo puede ver su evolución. Cada vez que vuelve al juego, tomando como referencia sus propias cifras (o incluso las de otros jugadores) se sentirá motivado para ir más allá de los resultados de la partida anterior; por otro lado se sentirá realizado cada vez que logre sus objetivos (pasar de pantalla, alcanzar determinado número de puntos…). 
  • Potenciar la creatividad. Este es un impulso presente en juegos tan antiguos y vigentes como el ajedrez o el póker. Hablamos de juegos en los que no se establecen acciones muy variadas ni diferentes estímulos, pero enganchan al usuario porque su cerebro está ocupado creando estrategias en base a lo que va ocurriendo. Esta creatividad en la que el jugador analiza diferentes variables y tiene que ir adaptándose a la realidad del juego es difícil de conseguir, pero genera una gran motivación y un compromiso muy potente. 
  • Propiedad y posesión. Este principio está muy presente en nuestras vidas, parte de la base de que cuando consideramos algo como propio, queremos protegerlo y mejorarlo. El juego DragonBox, para niños, utiliza esta premisa para lograr que sus usuarios realicen ecuaciones con el objetivo de alimentar a su dragón. Las matemáticas no suelen ser un reclamo muy atractivo pero con un buen planteamiento y un buen motor, como ocurre en este juego, obtenemos una enorme motivación y un gran valor de aprendizaje. 
  • Influencia social y afinidad. Las redes sociales, el marketing… conocen bien este principio que nos descubre que muchas de las cosas que hacemos las hacemos por el lugar que queremos ocupar en la sociedad, y por afinidad. En determinados campos nuestro compromiso por no estar por debajo de unos límites puede ser lo que nos lleva a la acción: reciclar los residuos, hacer un consumo responsable de agua, colaborar con una ONG… Por otro lado vamos a sentirnos conectados con aquello que tiene que ver con nosotros: conecta con nuestra generación, el lugar del que procedemos, nuestros intereses o gustos personales… Teniendo en cuenta todo esto será interesante integrar estas variables en un juego: el hecho de mantener abiertas las puntuaciones de todos los jugadores en un juego en el que testean diferentes valores puede animar a los participantes a querer mantenerse por encima de la media. 
  • Escasez e impaciencia. Este principio alude a la motivación que despierta en nosotros todo aquello que es escaso o que no podemos tener. De alguna manera juega con nuestra psicología limitando por ejemplo el tiempo, el número de personas que pueden alcanzar una determinada meta. 
  • Imprevisibilidad y curiosidad. Es habitual que cuando surge la incertidumbre respecto a un hecho o situación, nos resulte imposible dejar de pensar en ello. Este principio está muy presente en el juego, pero también en la literatura o el cine, y por experiencia sabemos el compromiso que genera en el público. 
  • Pérdida y evitación. Este principio recurre de nuevo a invertir el punto de vista: no jugamos tratando de conseguir algo, sino tratando de evitar algo (un juego tan antiguo como el ‘pilla pilla’ se basa en esta premisa). 

Es importante tener en cuenta estos principios como herramienta en el diseño de juegos, pero también en la gestión de recursos humanos, ya que tal como plantea Yu-Kai Chou, son el punto de partida cuando buscamos despertar la motivación de una persona con el objetivo de que desarrolle determinada acción. 

Para lograr despertar la motivación no será necesario activar simultáneamente estos ocho motores, pero tendremos en cuenta que cuantos más motores estén activados el compromiso y la motivación que obtendremos serán mayores y más duraderos. Octalysis nos ofrece nuevas oportunidades de desarrollar nuestras habilidades y poder ponerlas en práctica en el mundo empresarial.

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