Orientación profesional: ¿Cómo será mi futuro laboral?
Decidir en qué queremos centrar nuestra carrera profesional, qué esfuerzos y recursos invertir y qué retorno tendrá, es algo que requiere un gran período de reflexión. No sólo externamente (mercado laboral, carrera, puestos de trabajo clave, contactos), sino, y, sobre todo, internamente. El autoconocimiento nos ayudará a marcarnos un objetivo profesional en todas sus fases, ayudándonos en nuestra orientación profesional, sabiendo qué hacer en cada momento para lograr ese objetivo final.
Uno de los elementos que puede ser de utilidad para profundizar en nosotros mismo dentro de este campo, son los test de orientación profesional.
Test de orientación profesional
La finalidad del test de orientación profesional es alumbrar a un estudiante sobre la actividad laboral que más se adecua a su personalidad e intereses. Cómo estos pueden cambiar a lo largo de la vida laboral o de su trayectoria este tipo de prueba es válida también para ayudar a tomar decisiones a los profesionales en activo.
Es importante tener en cuenta que son solo una orientación, no tienen un valor diagnóstico puesto que solo evalúan y valoran intereses. Ayudan a conocer el perfil profesional o laboral más adecuado a cada persona. Por tanto, su finalidad es servir de guía en la elección de la futura profesión o promoción laboral de cara a lograr una buena adaptación, satisfacción y eficiencia en el trabajo.
La importancia de un experto en orientación laboral
La mayoría de ellos se realizan mediante la aplicación de un cuestionario elaborado a tal efecto que luego es evaluado por un profesional experto en procesos de orientación. El resultado es un informe en el que se expresa claramente el grupo o conjunto de perfiles profesionales más adecuados para el examinado.
Evidentemente es una herramienta más a utilizar en cualquier proceso de asesoramiento para la promoción profesional o elección de carrera. Para garantizar la mayor objetividad posible es recomendable que vaya acompañado de pruebas de aptitud especializadas. Por ejemplo, los ‘Códigos de Holland’ se usan habitualmente en las evaluaciones de orientación vocacional. Se basan en la ‘Teoría de Rasgos y Factores’ que defiende que las personas con la misma profesión tienden a buscar satisfacciones similares y que éstas están relacionadas con las exigencias de esa ocupación que comparten y, por lo tanto, en estas circunstancias su rendimiento laboral aumenta.
Es decir, si se logra averiguar qué satisface al individuo se puede encontrar la ocupación en la que pueda desarrollar su máximo rendimiento y su marca personal. El autor de estos códigos, a los que da nombre, estructuró seis categorías que se corresponden a seis posibles intereses del evaluado y a seis posibles ambientes de trabajo: realista, investigativo, artístico, social, emprendedor o convencional (RIASEC), de manera que se puedan emparejar. El evaluado puede coincidir en una o más categorías.
Además de estos códigos, hay muchos tipos de test de orientación profesional y también están las típicas pruebas de aptitudes, de personalidad… que no siempre son necesarios en este caso. Los expertos sí recomiendan, si fuera factible, recurrir a sistemas de evaluación de desempeño 180, o mejor 360 grados, en los que personas o profesionales con una prolongada relación personal y/o profesional con el examinado evalúan lo más objetivamente posible la trayectoria de la persona en cuestión, bien académica, bien laboral.