¿Por qué tenemos conciencia ecológica?

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¿ Te gustaría saber si tienes conciencia ecológica? ¿Te preocupa el constante deterioro de los espacios naturales? ¿Crees que el ser humano es el responsable de los daños causados en los ecosistemas? Si la respuesta a las dos cuestiones anteriores es afirmativa, enhorabuena, tienes conciencia ecológica.

Ahora asumimos que casi todos los ciudadanos de los países desarrollados de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) en mayor o menor medida, tienen conciencia ecológica. Pero esto no fue siempre así, es fruto de un proceso histórico que merece la pena repasar para entender como hemos llegado a aquí.

El origen de la ecología

Primero es importante saber el origen de la palabra “ecología”. Esta fue inventada en 1866 por el naturalista y filósofo alemán Ernst Haeckel. Desde entonces se ha producido un lento pero constante proceso de modificación de la visión del mundo y la naturaleza que tuvo su punto álgido en 1960-1970. Durante esta década tanto en Estados Unidos como en Europa comenzó un replanteamiento del modelo productivo de las sociedades industriales. A la vez crecía la sensibilidad por la problemática medioambiental inspirada por el movimiento artístico del Beat Generation de los años 1950 en Estados Unidos con Jan Kerouac (“En el camino”) como uno de sus máximos exponentes.  Inspiraron además el Mayo del 68 en Francia y el movimiento hippie mundial.

La conciencia ecológica crece con los desastres

Al mismo tiempo esos años se caracterizaron por el aumento de las catástrofes ecológicas. El petrolero norteamericano Torrey Canyon naufragó frente a costas británicas y francesas en 1967, lo cual fue un serio aviso para las autoridades europeas en cuanto a políticas públicas contra estos desastres. Pero aun así no fueron capaces de prevenir una de las mayores catástrofes ecológicas del siglo. En 1978 el petrolero liberiano Amoco Cadiz derramaba más de 220.000 toneladas de crudo a lo largo de los 400 km de costas bretañas, al norte de Francia.

Pero los desastres no fueron solo marítimos. También los hubo desastres químicos, como la explosión de una fábrica de pesticidas en la ciudad indiana de Bhopal en 1986 que difundió una nube tóxica que provocó la muerte directa de 3.500 personas, mientras que otras 200.000 murieron de enfermedades en las siguientes semanas.

Otro acontecimiento destacado fue el estallido de la fábrica italiana de Icmesa en Seveso en el año 1976. Por su parte, la conocida catástrofe de Chernobyl en la antigua Unión Soviética en el año 1986, cuyas partículas de radiación llegaron a detectarse hasta en Suecia, obligó a la evacuación de más de 100.000 personas y puso en alerta al mundo de la peligrosidad nuclear.

Sin duda, el episodio más trágico en la historia ecológica de España fue el hundimiento del petrolero Prestige liberiano en noviembre de 2002 frente a las costas de Galicia provocando un desastre de grandes dimensiones.

Todos estos hechos dieron lugar a una serie de protestas y corrientes populares que, junto con la comunidad científica, comenzaron a cuestionar el uso de las energías fósiles y nucleares. 

El nacimiento de Organizaciones Ecologistas

En 1971 nacieron dos de las mayores Organizaciones No Gubernamentales de la protección medioambiental: WWF (World Wildlife Fund) y Greenpeace. Tras esto nacieron una serie de formaciones defensoras de la ecología política integradas, generalmente, en partidos de ideología de izquierda, más afines a recoger sus demandas.

Suecia, Dinamarca y Francia fueron pioneros en la formación de partidos verdes. Desde los años 70, hemos visto como tanto la comunidad científica como los movimientos sociales ecologistas han colocado el foco en problemas más recientes como el calentamiento global —traducido en crisis climática—, la pérdida masiva de biodiversidad a causa de la acción humana, la generación excesiva de residuos (sobre todo de plásticos) y, en este contexto de creciente expansión urbana, la contaminación atmosférica derivada del tráfico, el sector residencial o la actividad industrial.

En resumen, la conciencia ecológica actual es fruto de una serie de iniciativas populares y científicas combinada con la alerta entre la sociedad respecto a las consecuencias que tuvieron sobre los ecosistemas las catástrofes ocurridas a lo largo de la historia. Han sido éstos, junto con la presión de los movimientos sociales, los que han ido obligando progresivamente a los distintos gobiernos a endurecer la regulación en favor de la protección del medio ambiente y la prevención ante los desastres.

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