Reírse de uno mismo para llevar el sentido del humor al trabajo

Transformar el clima de trabajo riéndose de uno mismo

La risa es salud. Nos ayuda a liberar de endorfinas, las hormonas de la felicidad, fortalece nuestro sistema cardiovascular e incluso fortalece nuestro sistema inmunológico. Además, es algo que tenemos muy al alcance de la mano, tanto como reírnos de nosotros mismos.

Sentido del humor en el trabajo

Teniendo en cuenta todo lo anterior, es interesante analizar que ocurre cuando introducimos el sentido del humor y la risa en contextos profesionales. Un estudio realizado por la Universidad de Standford, revela resultados tan llamativos como un aumento del compromiso y la motivación, así como una mejora de las relaciones profesionales y un mejor clima laboral. A continuación, analizamos esa relación virtuosa entre la risa y el trabajo: 

  • Nuevos líderes. La figura del líder se vuelve más motivadora y admirada a ojos de sus equipos cuando muestra sentido del humor. El líder con sentido del humor desplaza a la figura del líder serio y autoritario al lograr una mayor afinidad y conexión con los miembros del equipo y unas relaciones basadas en la confianza, el compromiso o la admiración. Lógicamente estas bases propician que la respuesta por parte de los equipos siempre sea más enriquecedora para el conjunto de la organización. 
  • Compromiso. Introducir el sentido del humor en el contexto de trabajo mejora las relaciones entre los miembros del equipo propiciando un vínculo que va más allá de lo estrictamente profesional. Por otro lado, la sensación de compromiso con la empresa y el proyecto profesional aumenta un 15%, y esto inevitablemente mejora la manera de trabajar. 
  • Reducción de los niveles de estrés. La risa tiene efectos en nuestro organismo a nivel fisiológico. El cerebro genera endorfinas (hormonas de la felicidad) y oxitocina (hormona del amor), todo esto contrarresta el cortisol (hormona del estrés), y contribuye a nuestro bienestar físico y psicológico. 
  • Creatividad. Una mente relajada y feliz está mucho más preparada para resolver desafíos creativos (concretamente el doble de preparada). Por otro lado, el sentido de humor propicia la aparición de ideas creativas e innovadoras que quizá en contextos más rígidos y formales no llegarían si quiera a ponerse sobre la mesa. 
  • Mejora del ambiente laboral. En un contexto en el que los trabajadores están contentos las relaciones se tejen a raíz de vínculos más fuertes y profundos, por tanto, el ambiente laboral es más saludable y positivo. 
  • Productividad. En base a todo lo anterior es fácil deducir un aumento de la productividad, según el estudio realizado por la universidad de Standford dicho aumento está cifrado en un 50%. 

Empezar por reírse de uno mismo

En contextos de trabajo nos encontramos con muchas personas a las que no nos unen necesariamente afinidades, sino circunstancias profesionales. Esto hace que proyectar humor sobre los demás pueda resultar un terreno peligroso (con el humor siempre existe algo de riesgo de que las bromas no se entiendan o puedan herir sensibilidades). Reírse de uno mismo puede convertirse en ese lugar a salvo

Reírnos de nosotros mismos significa aceptarnos con nuestras virtudes y defectos hasta el punto de permitirnos bromear con ellos y no solo es la clave para mantener un clima divertido y agradable en el trabajo, sino que nos fortalece, haciéndonos menos sensibles a las opiniones o críticas de los demás. 

Además de propiciar ese clima de humor del que hablábamos anteriormente, reírse de uno mismo es un indicador de bienestar psicológico según un estudio realizado por la Universidad de Granada.  

En Ecoembes una de las prioridades es cuidar el ambiente laboral, para ello hemos abordado diferentes fórmulas que nos han permitido introducir el sentido del humor, e incluso incitar a los empleados a reírse de sí mismos mediante sesiones de improvisación y microteatro, que además nos han ayudado a fomentar la espontaneidad y a romper algunas barreras.

Cómo reírse de uno mismo

Si no estamos acostumbrados a reírnos de nosotros mismos, esta propuesta puede resultar todo un reto, pero lo cierto es que podemos entrenarla. La propuesta es tratar de encontrar el lado divertido de la vida a través de nosotros, ser ese tipo de persona junto a la que es agradable estar. A continuación, exponemos los principales objetivos que podemos fijarnos si queremos desarrollar esta capacidad: 

·      Aceptación. Aceptar lo que somos es esencial. Si aceptamos las dimensiones menos agradables de nuestra personalidad será mucho más fácil que podamos reírnos de ellas siendo fieles a nosotros mismos. En ocasiones el simple deseo de ser de alguna manera nos hace perder la referencia de lo que realmente somos. El objetivo es observarnos, darnos cuenta de cómo somos y entender que tenemos defectos y virtudes (como todo el mundo). Tolerar esos defectos y verles su lado cómico nos ayudará a aceptarlos y a aumentar nuestra autoestima.

·      Autoexigencia. Ser orgullosos, narcisistas y muy autoexigentes dificultará que podamos reírnos de nosotros mismos. Queremos ser los más listos, eficientes, hacer un trabajo perfecto… y la perfección es imposible. Aferrarnos a una imagen idealizada de nosotros mismos (o tener una imagen aspiracional de perfección) es fuente de malestar. En ese sentido conviene relajarse, bajar el listón que nos hemos autoimpuesto y observar que siempre cometeremos errores, pero viviremos mejor si nos permitimos ser como somos. 

·      Moderar el juicio. Nuestra cultura hace que el juicio esté muy presente en la manera en que percibimos las experiencias, cuando además nos aplicamos ese juicio nos volvemos implacables: soy idiota, tenía que haberme dado cuenta, soy tan torpe… Simplemente vamos a darnos cuenta de cuándo nos estamos juzgando y dejaremos de hacerlo, tratarnos con amabilidad y flexibilidad es esencial. 

En definitiva, para poder reírnos de nosotros mismos es básico aceptar nuestros errores, mirarnos con benevolencia tratando de extraer nuestra dimensión más divertida, entendiendo que podemos cometer errores, que tenemos defectos y que estos nos humanizan. Una vez asimilada la idea de que la perfección es imposible, estamos preparados para tomar el camino del humor. 

Por ejemplo, llegar a una teleconferencia y comentar: ¿soy el único que lleva camisa y pantalón de pijama?, genera una situación cómica y establece un clima muy positivo que se reflejará en la reunión posterior.

Reírnos de nosotros mismos es una fórmula para tomarnos la vida de forma más relajada y seguir creciendo. Es algo que nos va a aportar muchos beneficios a nivel individual, pero además transformará nuestro clima de trabajo y relaciones personales. 

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