Riesgos laborales en una oficina
El trabajo en oficina puede parecer una actividad poco peligrosa al realizarse en un espacio confortable y con escasa actividad física, pero lo cierto es que existen unos riesgos asociados que es importante conocer para poder prevenir.
Debemos tener en cuenta que los riesgos laborales no sólo son los daños físicos que se pueden producir desarrollando una determinada actividad profesional, sino que tienen una dimensión más compleja que abarca multitud de daños que pueden tener diferentes orígenes.
Accidentes in itinere
Aunque el trabajo se realice en oficina, cualquier accidente sufrido antes de la entrada o después de la salida se considerará accidente laboral. Este tipo de accidente se denomina in itinere, ya que se produce en la ruta habitual del trabajador que se desplaza de casa al trabajo o viceversa.
Para que un accidente en desplazamiento sea considerado accidente laboral ha de cumplir varias características: el objetivo del desplazamiento debe ser ir o volver del trabajo, el itinerario utilizado para el desplazamiento debe ser el habitual y normal, el medio de transporte utilizado debe ser el habitual y adecuado a la distancia y debe realizarse en un tiempo acorde a la distancia y sin interrupciones.
Este tipo de riesgo implica accidentes de tráfico, caídas y tropiezos, daños sufridos en desplazamiento en transporte público…
Riesgos físicos
En el caso del trabajo de oficina el mayor riesgo es precisamente la falta de movilidad: pasarse el día sentado en una silla frente al ordenador puede afectar a la circulación sanguínea y provocar fatiga y problemas muscoesqueléticos. Por otro lado, es necesario que los puestos de trabajo estén bien diseñados de manera que se eviten posturas incorrectas que puedan dar lugar posteriormente a lesiones en la espalda, el cuello o los brazos. Ocurre lo mismo con los movimientos repetitivos que se realizan trabajando al ordenador, ya que pueden derivar en lesiones, especialmente en la zona de la mano-muñeca, como el síndrome del Túnel Carpiano (STC), tendinitis de muñeca, codo de tenista o del programador…
La particularidad del trabajo de oficina, que requiere la constante lectura y escritura de textos a ordenador, hace que otro riesgo frecuente sea la fatiga visual. La iluminación de los puestos de trabajo debe ser adecuada, al igual que el contraste y el brillo de la pantalla con la que se está trabajando. También es importante evitar brillos y reflejos sobre la pantalla del ordenador.
Al margen de estos, es importante tener en cuenta que podemos sufrir otros daños físicos en el desarrollo de nuestra actividad profesional, como golpes con objetos o caídas a consecuencia de tropiezos, que no son habituales, pero pueden darse. Caídas de objetos, lesiones por cargar con peso (simplemente cargar archivadores pesados con frecuencia puede suponer un riesgo para nuestra salud si no lo hacemos con cuidado). Incluso accidentes eléctricos que, teniendo en cuenta que el elemento básico de trabajo es el ordenador y que este estará alimentado por corriente eléctrica, es un riesgo plausible.
Riesgos psicosociales
Las amenazas más frecuentes y graves para quienes desarrollan su actividad en oficina son las que tienen una dimensión psicológica, que normalmente tendrá asociadas dolencias físicas. El estrés laboral es el riesgo psicosocial más común, que puede desembocar en el síndrome de burnout o del trabajador quemado y tiene detonantes muy variados: físicos, como la Iluminación o el ruido; relativos a los contenidos de las tareas, como la carga mental y la capacidad de control de las labores asignadas; y relativos a la organización, como los conflictos interpersonales, el exceso o falta de trabajo, la ambigüedad en cuanto a roles o responsabilidades, jornadas excesivamente amplias…
Además del estrés encontraremos otros riesgos psicosociales como violencia o acoso laboral, acoso sexual, inseguridad contractual (preocupación constante derivada de la inestabilidad del trabajo y de las condiciones cambiantes del mismo) y conflictos familia-trabajo (consecuencia de la falta de conciliación).
Prevención de riesgos laborales
La prevención de riesgos laborales es uno de los derechos que los trabajadores tienen garantizado por ley en nuestro país. La empresa debe proteger a sus trabajadores de los riesgos que puedan derivarse del desempeño de su actividad, integrando la prevención de riesgos en la gestión de la empresa de tal modo que alcance a todas las actividades y jerarquías.
Para ello será necesario el desarrollo de un plan preventivo cuyo objetivo será evitar los riesgos, evaluar los que no se puedan evitar, trabajar para mitigar los riesgos en su origen, adaptar el trabajo a la persona, tener en cuenta la evolución de la técnica, sustituir lo peligroso por lo que entrañe poco o ningún riesgo, planificar la prevención, adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a la individual y dar información e instrucciones adecuadas a los trabajadores.
Al mismo tiempo, es necesario que la organización haga un control y seguimiento constante del nivel de seguridad y bienestar de los miembros de la organización. En Ecoembes, damos gran importancia a la prevención de riesgos laborales, haciendo especial hincapié en los riesgos psicosociales, por lo que contamos con planes específicos que nos permiten monitorizar y mantener en constante mejora las condiciones de trabajo físicas, organizativas y psicosociales de nuestros trabajadores.
Una correcta gestión de los riesgos laborales permitirá disminuir los accidentes y daños derivados del trabajo, así como sus consecuencias humanas, económicas y legales. Hablamos en definitiva de garantizar lugares de trabajo seguros y saludables en los que los trabajadores puedan comprometerse y desarrollarse como profesionales, contribuyendo a los objetivos de la empresa en buenas condiciones de salud y seguridad.