Síndrome burnout: síntomas y factores de riesgo

síndrome de burnout

Cuando hablamos del síndrome de burnout, síndrome del trabajador quemado o síndrome de desgaste profesional, de agotamiento emocional, nos referimos a un estado de estrés laboral crónico. Se trata de un problema que está estrechamente relacionado con el estrés laboral y la incapacidad de desconectar del trabajo, y que en nuestro país afecta a un 45% de la población activa. Hablamos de un problema de gran complejidad que sufren en primera persona los trabajadores, pero que puede llegar a generar grandes trastornos a la organización.

¿Por qué surge el síndrome de burnout?

El burnout es una situación en la que la persona en el ambiente laboral deja de identificarse con sus funciones a consecuencia del desgaste físico y emocional (estrés, trastornos mentales, ansiedad…) que sufre, y reduce su rendimiento. Aunque no existe un patrón único para que un trabajador pueda sufrir este trastorno, lo cierto es que el entorno laboral y las condiciones de trabajo suelen ser los detonantes.

Desde 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el síndrome de estar quemado como enfermedad, y el INSST (Instituto Nacional Salud y Seguridad en el Trabajo) lo señala como problema asociado al empleo, lo que lo convierte en un punto imprescindible en la agenda de Prevención de Riesgos Laborales de las empresas.

Factores que propician el síndrome de burnout

Principalmente existen tres factores que pueden determinar la aparición de este síndrome en el ámbito laboral. No siempre se darán todos ellos ni en igual medida, pero debemos vigilarlos, porque pueden ayudarnos a prevenir el burnout:

·        Expectativas. Con esto nos referimos a lo que el trabajador espera de su actividad profesional. Cuando las expectativas difieren mucho de la realidad el trabajador puede sufrir ansiedad, apatía, decepción…síntomas que nos van aproximando al síndrome de burnout.

·        Características personales. Personas inseguras, con baja autoestima y muy exigentes cuentan con características personales que conectan bien con el síndrome del trabajador quemado. Estas sumadas a otros factores aumentarán considerablemente el riesgo de sufrirlo.

·      Entorno profesional. El síndrome de burnout suele darte en contextos profesionales en los que existe una sobrecarga de trabajo, altos niveles de estrés y poca autonomía por parte del trabajador. A esto normalmente se sumarán relaciones poco sanas con compañeros o superiores, y se agravará siempre que además exista mala organización o el trabajador sufra falta de apoyo o formación insuficiente. Es por tanto una labor esencial de Recursos Humanos hacer un seguimiento específico para evitar que puedan darse casos de burnout. Conscientes de todo ello, en Ecoembes realizamos evaluaciones continuas junto a nuestros empleados para evitar que pueda propiciarse el síndrome del trabajador quemado. Además, en todo momento tanto los directivos como el equipo de Personas y Organización, tienen total disponibilidad para hablar con los empleados para solucionar cualquier conflicto y así evitar que los miembros de la organización puedan sufrir el síndrome de burnout.

Síntomas que pueden ayudarnos a identificar este síndrome

Existen diversos síntomas que van a ir avisándonos de que un trabajador puede llegar a sufrir el síndrome de burnout. Se manifiestan a diferentes niveles: psicológico, físico y social, pero es esencial localizarlos y monitorizarlos si queremos reducir el riesgo de desgaste profesional en la organización.

  • Indiferencia. De manera gradual el trabajador va perdiendo los vínculos emocionales que le unen a su empresa y a su actividad profesional, dando paso a una relación de indiferencia que redundará en una disminución del compromiso.
  • Desmotivación. Cuando el trabajador siente que su esfuerzo no obtiene una recompensa surge la desmotivación. Si la sobrecarga de trabajo le impide alcanzar los objetivos fijados o la falta de tareas le lleva a sentirse poco útil, inevitablemente sentirá que su figura no es acorde a la necesidad que la empresa espera cubrir con su puesto.
  • Baja autoestima. El trabajador víctima del burnout no se siente valorado por la empresa y además poco a poco deja de valorarse a sí mismo; no encaja en el contexto en el que desarrolla su actividad profesional, no está a la altura de lo que se le pide, quizá recibe críticas de manera constante… ante todo esto su autoestima y su seguridad se ven inevitablemente mermadas.
  • Bajo rendimiento. En base a lo anterior es fácil que el trabajador encuentre difícil concentrarse, no se sienta seguro y pierda vínculos emocionales con el proyecto, por tanto va cometiendo errores y reduciendo el nivel de esfuerzo. Puede darse la situación de que realmente se sienta lejos del trabajador eficiente que fue anteriormente y que además no sepa cómo volver a ese punto. Esto le introduce en un círculo vicioso del que es difícil salir y en el que su rendimiento se ve claramente mermado.
  • Impaciencia e irritabilidad. Estas dos actitudes suelen partir del malestar hacia su empresa o superiores, pero también hacia sí mismo y su situación laboral. Es habitual que el trabajador quemado tenga una actitud poco paciente y en ocasiones incluso agresiva, que afectará principalmente a sus compañeros y, en trabajos de cara al público, a sus clientes.
  • Comunicación deficiente. En función de lo anterior es fácil que la comunicación con el trabajador que sufre burnout no sea fluida en ninguna de las direcciones: posiblemente la información que recibe la procese de forma sesgada debido a la situación de malestar en que se encuentra. Por este mismo motivo es posible que en muchos casos no logre comunicarse de forma adecua con compañeros, clientes o superiores.
  • Agotamiento mental. La suma de todo lo anterior propiciará que el trabajador sufra estrés y/o ansiedad, que llevarán asociadas sensaciones de fracaso o impotencia, malestar, frustración… y pueden derivar en trastornos como insomnio o depresión.
  • Agotamiento físico. Todo malestar psicológico tiende a manifestarse de forma física. En el caso del burnout la sintomatología es muy variada y en cada individuo puede manifestarse de diferente manera. Hay quienes sufren agotamiento físico de manera persistente, dolores musculares o de cabeza, taquicardias, irritaciones cutáneas, alteraciones en los ciclos menstruales (en el caso de mujeres) o gastrointestinales, incluso es posible que confluyan varios de estos síntomas. En cualquier caso, lo reconoceremos a través de anomalías físicas asociadas al estado de estrés o malestar que sufre el trabajador.
  • Absentismo laboral. La situación general del trabajador es de malestar, confluyen elementos físicos, psicológicos y también sociales, que prolongados en el tiempo tendrán efectos muy perjudiciales en su salud, por lo que, dependiendo de su gravedad, es fácil que cause baja médica.

Las empresas cuya prioridad es el bienestar de los miembros de la organización, establecen en su agenda de Recursos Humanos la prevención de padecer el síndrome de burnout, y en Ecoembes sin lugar a dudas ocupa un espacio prioritario en la agenda de la Dirección de Personas y Organización. Monitorizar el clima laboral será una de las claves para velar por la salud y el bienestar de los equipos y prevenir de forma activa el síndrome del trabajador quemado desde sus primeras manifestaciones.

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