La necesidad de abrir nuevos caminos para la educación ambiental
A lo largo de los últimos siglos, cuanto mayor eran las crisis ambientales más se demandaba la mejora de la educación ambiental. En un movimiento de acción y reacción, la respuesta a estas crisis era y sigue siendo la formación, la información y el conocimiento.
Así nació la educación ambiental (o al menos la necesidad de educar en valores ambientales a la sociedad) en la Cumbre de Estocolmo de 1972, la primera gran cita de la humanidad propiciada por la preocupación sobre el deterioro de los ecosistemas naturales.
En aquella cumbre, los dirigentes del mundo se hicieron una pregunta: ¿Cómo frenar la degradación ambiental que el ser humano estaba sometiendo al planeta? Hubo muchas respuestas y se encendieron luces que hasta ese momento estaban apagadas, o al menos a oscuras en los exclusivos rincones del mundo de la ciencia (por ejemplo, la preocupación por el cambio climático).
Sin embargo, todos estuvieron más o menos de acuerdo en que sin la sociedad no había solución posible. Y para ello, para implicar a las personas, era necesario comenzar a promover procesos educativos y formativos sobre la importancia de la biodiversidad y la necesidad de protegerla. Faltaba entonces dibujar las competencias de una nueva profesión: el educador ambiental.
El Rol del educador ambiental
Los países participantes en la Cumbre de Estocolmo acordaron cumplir 24 principios fundamentales. El principio 19 dice: “Es indispensable una educación en labores ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos, y que preste la debida atención al sector de la población menos privilegiada, para ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades, inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento del medioambiente”.
Esta era la demanda. La respuesta fue el nacimiento del profesional del educador ambiental, una disciplina que ha ido evolucionando para adaptarse a tanto a la transformación de las crisis ambientales como a la creciente necesidad de formación para la ciudadanía, pero también para las empresas y los responsables de las administraciones públicas.
Profesionales formados en diversas disciplinas pueden desarrollar procesos de educación ambiental, aunque el educador ambiental es el experto que ha sido formado específicamente para diseñar e impartir procesos de aprendizaje en torno a conocimientos sobre la necesidad de valorar y proteger el medioambiente.
Algunas de sus principales funciones son:
- Educar. Es su función básica. Puede hacerlo en los sistemas reglados de educación (colegios, institutos y universidades) o en otros espacios de aprendizaje creados específicamente para aprendizaje ambiental (desde un centro de interpretación en una Parque Nacional hasta talleres infantiles en campamentos de vernos o charlas inspiradoras los empleados de una empresa).
- Concienciar y sensibilizar. La finalidad del proceso educativo es aportar la información necesaria para que personas y organizaciones sean conscientes de las problemáticas ambientales y el impacto que causa la acción humana sobre los ecosistemas. Son claves, por ejemplo, las acciones de colaboración de Ecoembes con las entidades locales, donde se suele contar con especialistas en educación ambiental.
- Formar. Los procesos de educación ambiental también son espacios para la formación, porque los educadores ambientales tienen una base de conocimiento en materias como biología, zoología, química, geología, etc.
- Atraer el interés. Un buen educador puede formar a la vez que entretener, especialmente cuando trabaja con niños. Es importante ampliar la visión del mundo natural y generar interés por los temas ambientales.
Cómo convertirse en educador ambiental
Un educador ambiental no sólo traslada información sobre el medioambiente, sino que también tiene que enfocarla e interpretarla para poner de relieve la importancia que la biodiversidad tiene para la vida y la necesidad de protegerla. Por ello, requiere de determinadas habilidades.
- Además de su grado o máster en educación ambiental, es conveniente tener otros conocimientos reglados en ecología o sostenibilidad.
- Contar con conocimientos pedagógicos y tener una verdadera vocación por la enseñanza.
- Organizar y planificar el trabajo, las clases o las conferencias.
- Ser un buen comunicador. Tan importante es el mensaje como la manera de transmitirlo.
- Adaptarse a los diferentes tipos de audiencia y adecuar los mensajes a cada uno de ellos.
- Prepara herramientas y materiales claros y atractivos para sus acciones de formación.
- Actualizar permanentemente sus conocimientos.
- Colaborar con entidades y organizaciones que promueven la protección ambiental, como es el caso de Ecoembes con el reciclaje de los residuos de envases domésticos y sus múltiples campañas de sensibilización ciudadana.
Oportunidades de empleo
Hay una gran variedad de opciones laborales para un educador ambiental, tanto a nivel social como en empresas y organizaciones de todo tipo, porque en las visiones ESG son muchas las compañías que incluyen en su estrategia la formación de sus empleados en materia de sostenibilidad y medioambiente. Un educador ambiental puede trabajar es espacios, campañas o programas en:
- Interpretación ambiental en espacios naturales
- Educación para el mejor aprovechamiento de os recursos naturales en una organización
- Procesos de economía circular (reducción, recuperación, reutilización, reciclaje…)
- Consumo responsable y hábitos sostenibles
- Visitas a espacios de especial interés ambiental
- Coordinación de programas educativos en centros escolares, ONG y otro tipo de organizaciones. Un buen ejemplo es el proyecto Naturaliza de Ecoembes
- Diseño de campañas de publicidad o comunicación ambiental de instituciones públicas
- Consultoría en empresas para la implementación de medidas ambientales
- Diseño y creación de materiales didácticos
- Desarrollo de estudios, análisis o informes ambientales
- Colaboración con medios de comunicación y centros de investigación
El Futuro de la educación ambiental
La educación ambiental ha ido acompasada con los tiempos, adaptándose a las nuevas amenazas sobre el medioambiente. Pero no siempre ha obtenido buenos resultados. Las voces más críticas, apuntan a que después de casi 50 años de evolución la educación ambiental, y por tanto la conciencia social sobre la problemática ambiental, no ha evolucionado lo suficiente y no ha cumplido todos los objetivos que se le exigen.
Por ello, la Asociación Española de Educación Ambiental se plantea un debate abierto para repensar el papel de la educación ambiental en el futuro. Algunos enfoques son:
- Promover más la participación activa y democrática de toda la sociedad en la solución y prevención de los problemas ambientales.
- Capacitar a la sociedad en el análisis de los conflictos socioambientales, en el debate de alternativas y en la toma de decisiones, individuales y colectivas, orientadas a su resolución.
- Favorecer la incorporación de nuevos valores proambientales y fomentar una actitud crítica a la vez que constructiva.
- Posibilitar en el ámbito procedimental el dominio del pensamiento formal y el máximo desarrollo de las posibilidades y destrezas de evolución y control en procesos de resolución de problemas y de manejo de información.
- Contribuir a la redefinición del concepto de calidad de vida y bienestar. La educación ambiental debe provocar la no indiferencia frente al entorno, debe crear inquietud.
- Propiciar una toma de conciencia institucional que favorezca el apoyo de los poderes públicos y de las autoridades al desarrollo de la educación ambiental.