El líder 4.0
La revolución 4.0 y la transformación cultural que conlleva, sobre todo a partir de su aceleración con la pandemia del COVID-19, y otros cambios sociales importantes que la están acompañando, está afectando también al concepto de liderazgo y a las habilidades directivas tradicionales. De aquí surge la necesidad del líder 4.0. Quizá sea la hora de desarrollar nuevas competencias y de pensar en nuevos programas de formación de directivos que ayuden a nuestras empresas a superar el desafío que el final de 2020 y el próximo 2021 no va a poner por delante.
Si la tendencia actual de las organizaciones es evolucionar hacia modelos más innovadores en los que los equipos se muevan en ambientes caracterizados por una mayor flexibilidad, creatividad y autonomía basadas en la confianza, está claro que necesitan directivos que se adapten a estas circunstancias. En este sentido, es necesario desbloquear mentalidades y resistencias al cambio que impedían un avance hacia transformación cultural que supone adaptarse a los retos de la 4ª Revolución Industrial.
En este contexto, los expertos consideran que en esta nueva era y, en general, a todos los niveles, también el directivo, será clave formar equipos con personas que hayan demostrado tener calidad humana y profesional así como capacidad de adaptación. “Parece que no funcionarán los managers con un perfil muy controlador y supervisor”, dice el informe ‘Human Smart Working’, publicado tras la crisis del COVID 19, que afirma que “el nuevo líder deberá ser colaborativo, cercano, participativo, e influyente, gracias a su ejemplaridad personal”.
El perfil del nuevo líder 4.0
Así que el perfil del nuevo líder no es el que muchos managers tenían hasta ahora y los procesos de ‘reskilling’ serán importantes para desarrollar las nuevas ‘soft skills’ que requerirá el nuevo escenario, en el que los directivos deberán responder a problemas y realidades diferentes. “La aceleración del cambio del paradigma impulsado por esta crisis, que ha impactado en el marco de referencia, exige un proceso de reciclaje y aprendizaje para que sean capaces de adaptarse al nuevo modelo e impulsar la transformación de la organización”, dice el citado documento.
Es muy recomendable que sea la propia empresa la que desarrolle su propio programa de formación de directivos por tres razones fundamentalmente. En primer lugar, es una manera de retener talento y una herramienta de gestión de expectativas. En segundo lugar, nadie mejor que la propia empresa sabe qué capacidades busca en sus directivos. Y, en tercer lugar, es la mejor manera de asegurar la promoción interna de los empleados.
Según Business School hay tres pasos que no pueden faltar en ningún programa de desarrollo de competencias: formación, mentoring, y experiencia, es decir, poner a la persona en diferentes situaciones y departamentos para que adquiera una perspectiva más realista de sus funciones.
A la hora de elegir de modo particular o externo es muy recomendable el ranking de Educación Ejecutiva que publica anualmente el Financial Times en el que compiten más de 150 de los mejores programas de formación de directivos del mundo y que se elabora en función del grado de satisfacción de los participantes o del crecimiento de los ingresos de las escuelas y su alcance internacional.