Falta de respeto a los superiores en el trabajo

Falta de respeto a los superiores

El respeto es una premisa que debería regir el conjunto de nuestras relaciones. Pese a todo, somos conscientes de que socializar implica inevitablemente relaciones complejas, desacuerdos, reacciones impulsivas… que hacen que la convivencia, y más aún las relaciones laborales (donde no elegimos a las personas con las que nos relacionamos) sean complicadas. Las faltas de respeto a los superiores son un ejemplo de cómo las normas de convivencia pueden llegar a diluirse hasta desaparecer, y supone una gran amenaza para las organizaciones. 

La figura del líder

Un superior debe no debe ser un jefe sino un líder para su equipo. Hablamos de una figura que, conociendo a su equipo, es capaz de motivar laboralmente a todos y cada uno de los miembros haciéndoles dar lo mejor de si mismos para lograr un objetivo común. 

Se trata de la persona capaz de unir en un mismo punto los objetivos de la empresa, el reconocimiento y la motivación, así como el esfuerzo de los trabajadores. Para ello debe servirse de diferentes habilidades: ser capaz de motivar y generar un buen ambiente de trabajo; facilitar una comunicación fluida y bidireccional; confiar y delegar en el equipo; ser transparente y confiable; tener capacidad analítica y una visión amplia; ser disciplinado y creativo. 

Cuando un líder encarna todas estas virtudes y la empresa ha logrado mantener un clima laboral saludable lo natural es que el respeto sea una norma inviolable, pero en ocasiones, dada la complejidad de las relaciones humanas, pueden surgir faltas de respeto a los superiores, que pueden alterar el statu quo de cualquier organización. 

Respeto en el trabajo

Es importante tener en cuenta que el trabajo se considera un factor de bienestar para el ser humano. Se trata de un contexto en el que el individuo se desarrolla a muy diferentes niveles (intelectual, social, personal…). Es por ello que las empresas deben poner especial atención al bienestar de sus trabajadores en el desarrollo de su actividad profesional y aquí es donde juega un importante papel el respeto en el trabajo. El podcast de Harvard Business Review dedica un episodio a la falta de respeto en el trabajo en el que diversos especialistas analizan esta amenaza y cómo puede afectar al bienestar de la empresa: 

  • La manera en que nos relacionamos define el valor que damos a los demás (y el que los demás nos dan a nosotros). Los comportamientos poco respetuosos nos sitúan en un contexto peligroso, puesto que ponen de manifiesto un trato desigual en el que se considera que la persona que sufre la falta de respeto es inferior. Todo esto da lugar a que las identidades de las personas involucradas se definan en base a este planteamiento, lo que dará lugar una red relaciones viciadas y a un ambiente de trabajo tóxico. 
  • En las empresas donde se han detectado comportamientos poco respetuosos se observa un descenso en el compromiso, el esfuerzo y la creatividad de los empleados. En definitiva, hablamos de un descenso en la calidad del trabajo de las personas inmersas en este ecosistema. 
  • Un clima de trabajo en el que los trabajadores no se sienten valorados ni bien tratados anula cualquier política de beneficios. No importa que los salarios sean buenos, o existan posibilidades de promoción, cuando el trato no es bueno es difícil que una persona pueda disfrutar de su trabajo. 
  • Todo esto redunda en que los vínculos con la empresa se vuelvan más débiles y por tanto aumenten las tasas de abandono. Del mismo modo el reclutamiento de nuevos candidatos puede volverse más complicado cuando su reputación se identifica con un contexto profesional poco respetuoso. 
  • Como señalábamos en el punto anterior, existe el riesgo de que la falta de respeto profesional trascienda más allá del ámbito interno. Hablamos de dinámicas que son fácilmente contagiables: si la persona A es irrespetuosa con la persona B, es muy probable que esta también lo sea con la persona C. Siempre que se toleren estas actitudes por parte de la organización, de alguna manera se estarán validando dentro de su cultura en forma de contravalores y esto es algo que también van a percibir los clientes. Cuando se percibe rudeza o descontento en una empresa (ya sea hacia el cliente o entre sus miembros), la probabilidad de consumir sus productos o servicios desciende drásticamente. No importa si el cliente conoce en profundidad la empresa o si ha sido testigo de un comportamiento puntual, la falta de respeto genera rechazo hacia ella. 
  • En última instancia las actitudes poco respetuosas van a suponer una amenaza para la empresa a diferentes niveles. La persona agredida es reactiva hacia su agresor, pero también hacia la empresa (ya que siente que de algún modo tolera esas actitudes). Esto puede suscitar comportamientos perjudiciales para la organización: sabotaje, robo, absentismo… 

Cómo identificar una falta a un superior

Tomando como referencia el estatuto de los trabajadores podemos considerar falta de respeto a los superiores la indisciplina, las ofensas verbales o físicas y el acoso que tenga un trasfondo discriminatorio por razón de origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual, además del acoso sexual o por razón de sexo. 

Frente a esta amenaza la ley ampara a la empresa mediante el poder disciplinario, que es la fórmula que le va a permitir atajar este tipo de comportamientos, tan nocivos para su estructura. El objetivo del poder disciplinario es reprimir conductas que interfieren en los derechos fundamentales de cualquier miembro de la organización (independientemente del rango de cada una de las personas involucradas). Esto implica habitualmente sanciones que suponen algún perjuicio y pueden consistir en amonestaciones (verbales o escritas), días de suspensión de empleo y sueldo, traslado, inhabilitación para ascensos y, en última instancia, despido disciplinario. 

En cualquier caso, las sanciones siempre deben establecerse en base al estatuto de los trabajadores y al convenio colectivo que aplique en cada caso en particular y nunca se podrán reducir las vacaciones o los derechos de descanso del trabajador como medida sancionadora. 

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