Trazabilidad: acceso instantáneo a la vida de un producto
Saber cómo se ha procesado un producto, dónde se ha fabricado, con qué materiales, dónde se encuentra en cada momento… Conocer todos los detalles de la vida de un producto es esencial para garantizar su seguridad, calidad y huella ambiental, así como para medir la eficiencia en su manejo y distribución. Es lo que llamamos trazabilidad, un sistema que necesita básicamente dos elementos: recopilar datos y utilizar sistemas tecnológicos que permitan un acceso rápido a la información procesada para la toma de decisiones.
Qué es la trazabilidad de los productos
Definiciones de trazabilidad hay muchas, pero la más precisa es la que nos propone la Norma ISO 9000 (2005): “la capacidad de rastrear la historia, la aplicación o ubicación de lo que está bajo consideración”, que puede ser un producto, objeto, materia prima, pieza, documento, envase, residuos…
Para alcanzar esta capacidad, la trazabilidad es una herramienta de identificación y proceso de la información que permite mejorar el conocimiento y control de los procesos y su calidad, reduciendo costes o riesgos, mejorando el servicio a los clientes, minimizando su impacto ambiental, etc.
También es muy completa la definición que nos aporta la Asociación Española de Fabricantes y Distribuidores, AECOC: “el conjunto de procedimientos preestablecidos y autosuficientes que permiten conocer el histórico, la ubicación y la trayectoria de un producto o lote de productos a lo largo de la cadena de suministros”.
Si atendemos a esta última definición, puede parecer que la trazabilidad está muy relacionada con la logística y la distribución. Y así es, aunque gracias a las nuevas herramientas en procesamiento de datos también nos aporta innumerables informaciones muy valiosas para la gestión de la calidad y el impacto ambiental. Por ejemplo, para avanzar en criterios de economía circular es fundamental la trazabilidad de los materiales o de los residuos.
Tipos de trazabilidad
Aunque la trazabilidad es un concepto complejo en sí mismo como hemos visto en su propia definición, existen distintas áreas dentro de este proceso.
Según el origen de la trazabilidad:
- Interna: información de todas las fases y procesos internos por los que pasa un producto y su fabricación, como materiales, diseño, manipulado, embalaje, etc.
- Externa: añade información a los productos que salen de la empresa y su destino (cliente, rutas, dónde y cuándo se ha vendido, roturas y desperfectos en su transporte o punto final de distribución, residuos, etc.).
Según su volumen, orientación o destino:
- Inversa: información de los materiales que llegan a la empresa desde los proveedores (materias primas, envases, piezas, etc.) y que nos permiten conocer cuándo se han recibido, de dónde vienen y su fabricante.
- De lote: se realiza el seguimiento cuando los productos se fabrican en lote, como es habitual en las industrias de automoción o alimentaria. Es clave para la seguridad del usuario final, porque frente a la detección de un defecto en una de las unidades del lote se puede conocer el destinatario o consumidor.
- Unitaria: permite el rastreo de productos individuales, por ejemplo, a través del número de serie o de bastidor.
- Geoespacial: utiliza sistemas de geolocalización para saber dónde se encuentra el producto en cada momento. Aporta un gran valor informativo al consumidor, porque puede conocer el lugar exacto de su pedido en todo momento.
Metodología de la trazabilidad
La clave del éxito de un sistema de trazabilidad está tanto en la carga de información que introduzcamos como en el uso posterior que le demos a esos datos. La metodología de la trazabilidad consiste en el conjunto de mediciones y registros de los datos, que tienen que ser precisos, ordenados y acordes a los estándares universales.
En toda la cadena de los productos hay dos momentos críticos que aportan una gran cantidad de datos que habrá que incorporar al sistema:
Compra de suministros: incluye la compra y la recepción de los insumos que se necesitan parta desarrollar nuestra actividad. Es necesario que los materiales o piezas que se compran a los proveedores ya vengan con su propia trazabilidad y que lleguen perfectamente identificados. Por ejemplo, los envases que una industria va a utilizar para envasar sus productos. Estos insumos deberán llevar sistemas de identificación como código de barras, códigos BIDI o QR, o etiquetas RFID.
Venta y distribución: una vez que los productos están terminados comienza su fase de expedición, venta y distribución. Deben llevar toda la información sobre su fabricación y datos sobre su pedidos o lote, peso, temperatura, transporte y destino final, entre otros muchos.
Normativa aplicada
En el caso de productos de alimentación, el Reglamento CE 178/2002 establece todos los principios y los requisitos de la legislación para cumplir con la seguridad alimentaria, mientras que el Real Decreto 191/2011 regula la trazabilidad y el etiquetado para el rastreo de este tipo de productos.
El Reglamento CE 178/2022 entiende por trazabilidad la capacidad de seguir con precisión el rastro de un producto de alimentación en sus fases de producción, transformación (incluyendo el envasado) y distribución.
En cuanto a los estándares, hay dos normas para certificar la trazabilidad. La familia de normas ISO 9000 y la UNE-EN ISO 22005 definen directrices para la implementación de un sistema de trazabilidad en la cadena alimentaria.
Implantar un sistema de trazabilidad eficaz permite a las empresas y consumidores obtener importantes beneficios. Las empresas aseguran la calidad de los productos, pueden inmovilizar un producto si se detecta un problema, se optimizan costes y se mejora la reputación a través de la transparencia, mientras que para los consumidores es una forma de acceder a una información precisa sobre los productos que compran.
Tecnologías innovadoras para una nueva trazabilidad
Las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones han evolucionado el concepto de trazabilidad al abrir nuevas oportunidades para el rastreo de los productos a lo largo de todos sus procesos.
Robótica, Big Data, IA e Internet de las Cosas (IoT): las herramientas tecnológicas que desarrollan la industria 4.0 permiten que las máquinas hablen entre sí y se intercambien la información que es procesada por la inteligencia artificial. Este nuevo ecosistema de comunicación no sólo puede generar y procesar datos, sino que también tiene la capacidad de ejecutar decisiones de forma autónoma en función de su análisis.
Identificadores de mercancías: gracias a los smartphones se están usando tecnologías innovadoras como los códigos de barras lineales de alta densidad de información (GSI), códigos bidimensionales de forma matricial (“datamatrix”) o las NFC.
Dispositivos GPS: son más sofisticados y se relacionan cada vez mejor con otros dispositivos de localización geográfica y cartográfica (GIS).
Drones: estos dispositivos aéreos no tripulados están revolucionando tanto los sistemas de distribución como el de generación de datos en procesos de transporte.
Trazabilidad en el reciclaje de envases
Todas las ventajas que ofrece la trazabilidad a la hora de rastrear un producto son también aplicables al sector de los envases y la gestión de su reciclaje. Ecoembes tiene un complejo sistema de trazabilidad de los envases para su proceso de reciclaje. Todas las empresas recicladoras homologadas para recibir los materiales de los residuos de envases tienen que cumplir unas estrictas normas para garantizar su trazabilidad, aportando todos los datos necesarios sobre su recepción, manipulado y destino final, entre otros.
El final de esta cadena de trazabilidad de los recicladores que trabajan con Ecoembes depende del tipo de material. Por ejemplo, el rastreo para el acero y el aluminio finaliza cuando el material llega a la fundición, mientras que el del plástico PEAD acaba cuando el material llega a la instalación de reciclado donde se produce granza y se justifica su venta como producto en su grado de terminación o superior.
Por otro lado, el conjunto de actividades que dependen de Ecoembes también se somete a un sistema de trazabilidad y de gestión de la información:
- Datos de la recogida selectiva de residuos de envases.
- Análisis y caracterización de los residuos en las plantas de selección.
- Recogida de datos e inspecciones en las empresas recicladoras homologadas.
- Validación y confirmación de los convenios firmados con Administraciones públicas.
- Control de calidad de los residuos (ETMR).
- Auditorías externas e independientes de la trazabilidad del sistema.