Encontrar la vocación profesional

vocación profesional

¿Dudas entre aceptar un trabajo que consiste en hacer algo que no es lo que te gusta pero que ofrece buenas condiciones? ¿Acabas de aprobar la EvAU (Evaluación para el Acceso a la Universidad) y no sabes qué carrera elegir por miedo a que te condicione tu futuro o tu vocación profesional?

Si estás intentando descubrir tu vocación, no te preocupes, es normal. Muchas personas tienen miedo a elegir una profesión y no poder dedicarse a nada más en la vida. O a equivocarse y no disfrutar de aquello que están estudiando o a no sentir que contribuye a su desarrollo personal.  Es un sentimiento común en una sociedad que va demasiado deprisa y penaliza el error, donde cualquier fallo que implique un paso atrás —aunque sea para recular y reconsiderar una decisión— es concebido como un fracaso.

Encuentra un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ningún día de tu vida

¿Cuántas veces lo habremos escuchado? Frases de este tipo condicionan nuestra manera de pensar y despiertan en nosotros un deseo vocacional totalmente lógico y normal, pero que se puede volver en nuestra contra si ya en un periodo maduro de nuestra vida aún no hemos encontrado “aquello para lo que naciste”. En esos casos, existe el riesgo de hacernos reproches que derivan en una sensación de fracaso y no están alineadas con nuestro propósito vital.

Por otro lado, hay un mito en torno a lo que significa una vocación. Puede parecer que  “seguir una vocación” sólo alude a los misioneros que abandonaron todo y se fueron a América Latina o África a ayudar, al viajero que se enroló en un barco para dar la vuelta al mundo o a los grandes pintores, cantantes o escultores de reconocido prestigio internacional.

Sin embargo, una pasión no tiene por que ser sólo una ni mucho menos por qué durar para siempre. La vida es un proceso de crecimiento personal y de cambio constante por lo que nuestros intereses y gustos van variando en dependencia del momento en el que nos encontremos. Nuestros gustos a los 50 años no tienen por qué ser los mismos que los que tuvimos a los 20.

Sencillamente, “vocación” puede referirse a algo que nos emociona, o que merece la pena y que despierta pasión en cada uno, aquello que nos hace feliz en un determinado instante. Así, la vocación no tiene por qué aludir a un talento grandilocuente que vaya a hacernos ganar dinero o hacernos multimillonarios. También podemos obtener un salario emocional incluso haciendo algo pequeño, minimalista, simplemente hecho con cariño y con esmero, como vasijas de cerámica o pan artesano.

De hecho, y aquí vamos con el segundo mito, hay personas multiapasionadas, que disfrutan haciendo infinidad de cosas y que, incluso, no saben con cuál quedarse. Si eres de éstos, tienes suerte porque… ¡No tienes por que elegir! Puedes hacerlas todas. No tenemos por qué apostar por la superespecialización en un área concreta. De haberlo hecho, DaVinci sólo habría sido pintor.

Por último, no esperes que la inspiración te caiga del cielo o que un test on-line te diga para qué eres apto y para qué no. Te darás cuenta de qué te gusta si pruebas muchas cosas distintas, experimentas y comparas. En cualquier caso, la solución está fuera de casa, así que sal a buscarla.

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