El reto de la educación inclusiva
El cuarto ODS (Objetivo de Desarrollo Sostenible) de la ONU trata de garantizar, de cara al año 2030, una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y de promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. Debemos tener en cuenta que la única herramienta efectiva de ascenso socioeconómico es la educación, que debe ser de calidad y accesible a todo el mundo.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de educación inclusiva?
Según la UNESCO “millones de personas en todo el mundo siguen siendo excluidas de la educación por razones tales como el género, la orientación sexual, el origen étnico o social, la lengua, la religión, la nacionalidad, la situación económica o de discapacidad.”
La educación inclusiva surge con el objetivo de identificar y eliminar todas las barreras que impiden acceder a la educación y trabaja en todos los ámbitos, desde el plan de estudio hasta la pedagogía y la enseñanza.
Es indiscutible que cada persona tiene unas características propias, y esto se traduce en diferentes intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje distintos. El modelo educativo Prusiano, con origen en el siglo XVIII, se basa en un sistema de castigo y recompensa que establece unos estándares homogéneos e ignora las características individuales de cada persona. Los modelos educativos actuales son herederos de este modelo que en realidad surgió para formar soldados y que ignora el hecho de que no todo el mundo encaja con éxito en la misma fórmula. Aquí es donde se hace patente la necesidad de una educación inclusiva que permita obtener lo mejor de cada individuo en lugar de tratar de hacer que todas las personas encajen en el mismo molde.
Las sociedades actuales empiezan a reconocer la diversidad como un rasgo indiscutible del que es necesario hacerse cargo. En ese sentido la educación juega un papel fundamental, porque solo trabajando la inclusión desde las primeras etapas será posible cohesionar a la sociedad.
Cómo lograr una educación inclusiva
Los sistemas educativos deben transformarse para ser capaces de responder a la diversidad de los estudiantes ofreciendo soluciones a las diferentes necesidades educativas. A efectos prácticos esto se traduce en:
- Trasladar al contexto educativo los principios de justicia social, equidad educativa y respuesta escolar.
- Entender que la inclusión en educación no es tanto un conjunto de técnicas como un enfoque educativo en el que, partiendo de la defensa de igualdad de oportunidades, el objetivo es lograr el acceso, participación y aprendizaje exitoso en una educación de calidad para todos los niños, niñas y jóvenes en general. No será necesario por tanto recurrir a programas especiales orientados a determinados estudiantes, sino dar respuesta en el aula a las necesidades de cada uno de ellos.
- Este modelo establece una serie de metas comunes que tienen como prioridad disminuir y superar todo tipo de exclusión desde una perspectiva del derecho humano, ya que un sistema educativo de calidad es aquel que no deja fuera a alumnos vulnerables, con diferentes capacidades o en los que puede existir un riesgo de exclusión social.
- La educación inclusiva requiere que los alumnos con necesidades especiales, en lugar de estar recluidos en centros de educación especial, asistan a colegios regulares en los que reciban una formación adaptada, mediante estrategias pedagógicas, a sus necesidades. Todos los niños, niñas y jóvenes, con y sin discapacidad o dificultades, de diferentes culturas y/o capacidades, aprenden juntos en las diversas instituciones educativas regulares (preescolar, primaria, secundaria y universidades). Para lograr el éxito de esta fórmula, todos los estudiantes reciben los apoyos necesarios para participar como miembros de una clase regular, con compañeros de su misma edad.
- Uno de los principales objetivos de la educación inclusiva es derribar las barreras para el aprendizaje y facilitar la participación de todos los estudiantes vulnerables a la exclusión y la marginalización. Sólo de este modo se logrará que estas personas puedan participar de lleno en la vida y el trabajo dentro de las comunidades, sin que posteriormente sus necesidades puedan suponer un obstáculo o una amenaza de exclusión.
- En este tipo de educación, en lugar de medir al alumno con respecto a los baremos generales, se analizan sus características individuales para estudiar los apoyos que pueda necesitar. Se evalúa conforme a diversos criterios y atendiendo a la particularidad de cada alumno y se tienen presentes las múltiples inteligencias que desarrollamos los seres humanos para potenciarlas. En resumen, se apoya su aprendizaje, sus logros y su participación integral en la vida de la institución, y se impulsa la igualdad de oportunidades en base a la solidaridad y al fomento de la participación.
- Para el éxito de la educación inclusiva es necesario coordinar a todos los agentes implicados: padres, profesores, medios de comunicación… y posteriormente continuar con la promoción de la inclusión en todos los ámbitos sociales y laborales.
Obstáculos de la educación inclusiva
La educación inclusiva plantea un cambio profundo en los modelos educativos. Por ello, aún es necesario superar una serie de obstáculos que actualmente frenan su puesta en marcha (al margen de algunos centros educativos privados o concertados más vanguardistas).
Uno de los principales obstáculos son las creencias limitantes que tradicionalmente han dificultado y dificultan la integración de personas con discapacidad, en riesgo de exclusión o de culturas diferentes.
A esto se suma la rigidez de los actuales planes de estudio (que no se plantean la necesidad de la existencia de diversos tipos de aprendizaje), y la falta de preparación del profesorado que actualmente tendría dificultades para gestionar la diversidad que se puede dar en el aula.
Por último, en muchos casos encontramos barreras físicas en centros que no están adaptados para que puedan acceder alumnos o alumnas con discapacidad.
Si a todo esto sumamos la falta de financiación en educación nos encontramos con que los centros educativos deberían hacer esfuerzos ímprobos para transformar sus modelos educativos y hacerlos inclusivos.
Por supuesto esto no significa que la transición sea inabordable, sino que requiere esfuerzos específicos e inversión en educación. Hablamos de invertir en la semilla de las sociedades para transformar un modelo mayoritario que ha estado vigente durante siglos. La evidencia demuestra no sólo que es posible hacerlo, sino que este es el camino hacia una sociedad más igualitaria, justa y saludable.