Espacios confinados: ¿Qué hacer para que sean saludables?

Espacios confinados

Los empleos verdes son aquellos que contribuyen a preservar y restaurar el medio ambiente. No tienen por qué desarrollarse siempre en empresas dedicadas estrictamente a este fin. Pueden desempeñarse en cualquier compañía para aumentar la eficiencia de su consumo de energía y el uso de materias primas, limitar sus emisiones de gases de efecto invernadero o minimizar su generación de residuos y contaminación, por ejemplo (Organización Internacional del Trabajo).

Así que muchos de ellos se tienen que realizar en espacios confinados con los consiguientes riesgos que ello conlleva para la salud y la integridad física de los trabajadores. Se considera espacio confinado a “cualquier espacio con aberturas limitadas de entrada y salida y ventilación natural desfavorable, en el que pueden acumularse contaminantes tóxicos o inflamables, o tener una atmósfera deficiente en oxígeno, y que no está concebido para una ocupación continuada por parte de trabajadores” (Ministerio de Trabajo y Economía Social).

Riesgos de los espacios confinados

Desde el punto de vista de la sostenibilidad hay bastantes empleos que se desarrollan en espacios confinados que implican este tipo de riesgos. Muchos de ellos están relacionados con la gestión de residuos o el tratamiento de aguas. También los trabajos en determinadas partes del interior de un aerogenerador, para la producción de energía renovable eólica.  Hay dos tipos de espacios confinados. Abiertos por su parte superior y de una profundidad tal que dificulta su ventilación natural, como silos de almacenaje de residuos o de biomasa, y cerrados con una pequeña abertura de entrada y salida. Este sería el caso, por ejemplo, de las alcantarillas, que muchas veces es necesario inspeccionar para vigilar el vertido de aguas contaminadas por actividades industriales o de otra índole. También de las cisternas de transporte, en las que tienen que trabajar los gestores de residuos peligrosos, como determinados combustibles.

Pero, exactamente ¿Qué es lo ocurre en el interior de estos espacios para que el riesgo sea tan grande? El principal problema es la falta de oxígeno que puede producir síntomas de asfixia. Su presencia no debe ser inferior al 20,5% ni superar el 23,5% También es grande la posibilidad de sufrir una intoxicación por la concentración en el aire de productos tóxicos (gases, vapores o polvo fino) por encima de determinados límites, bien por la materia sobre la que se trabaja o las herramientas o métodos de limpieza que se utilizan. De hecho, a veces la insuficiencia de oxígeno se debe a que es desplazado por otros gases. Si no es posible la entrada de aire fresco que renueve el interior, los trabajadores deberán protegerse con equipos respiratorios semiautónomos o autónomos.

Otro de los problemas que surgen en el aire de estos espacios son la probabilidad de trabajar en atmósferas Inflamables o explosivas debido a la presencia de hidrógeno, metano… Es muy importante medir la calidad del aire en todo momento, por ejemplo, a través de un explosímetro, que mide gases atmosféricos. Entrada con medios y equipos adecuados. Si es necesario, el trabajador debe llevar un traje impermeable o ignífugo, un casco, guantes y botas de seguridad.

Asimismo, en alcantarillas, pozos, depuradoras de aguas residuales, fosas sépticas o fosos de purines en establos y granjas hay agentes biológicos que pueden resultar infecciosos debido a la presencia de bacterias o virus.  

En cuanto a la integridad física, en la gestión de aguas contaminadas y residuales un peligro añadido en alcantarillas y desagües es el de ahogamiento por posibles cambios repentinos en el nivel de agua. También en silos de almacenaje de residuos o de biomasa existe el riesgo de derrumbe. Además, puede haber caídas por haber suelos a distinto nivel y que baja iluminación no se puedan ver bien; electrocuciones por contacto eléctrico o golpes por desprendimientos de objetos, entre otros.  

Por todo ello, antes de empezar el trabajo el Ministerio de Trabajo recomienda reunir la máxima información sobre el espacio para elaborar luego la identificación y la evaluación de riesgos prevista en Ley, que es obligación de la empresa. Además, por la gravedad de los accidentes que suelen producirse, es necesario establecer un procedimiento, que deberá seguirse de forma escrupulosa, que detalle: todas las fases del trabajo; los puntos clave de seguridad; la calificación requerida a las personas implicadas y los medios necesarios. Otra de las medidas de seguridad será la necesidad de un permiso escrito para el acceso a estos lugares. Y, por supuesto, la formación de los trabajadores, con simulacros de emergencia, cursos de socorrismo, etc.

Además, es necesario tener personal de vigilancia permanente en el exterior y en comunicación continua con el interior, así como prever la capacidad de evacuar de inmediato a los empleados ante cualquier señal de alarma. En este sentido, y dependiendo del espacio confinado de que se trate habrá que barajar la posibilidad de arneses; dispositivos de descenso o descensores de autosalvamento; tramos portátiles de escaleras; máscarillas de reanimación respiratorios; extintores portátiles o mantas ignífugas, entre otros.

La Asociación Empresarial Eólica ha editado una Guía de Buenas Prácticas (AEE, 2012) para aquellas personas que trabajan en el mantenimiento y la instalación de las palas de un aerogenerador que se considera un espacio confinado. Además de los riesgos más arriba citados, hay que añadir que cuando se trabaja en molinos ya instalados las alturas son importantes y las temperaturas pueden llegar a ser muy frías, produciendo congelación, o muy altas, provocando fiebre ‘momentánea’ con pérdida de concentración y debilidad. Además, hay un riesgo importante de aprisionamiento. Asimismo, hay que tener en cuenta que están colocados en zona de mucho viento luego hay gran riesgo de caída al entrar o salir de la pala. A todo ello hay que añadir que la pala acumula humedad en su interior.

Para combatir todas estas circunstancias, la Guía recomienda utilizar sistemas de ventilación externa por presión negativa para igualar las condiciones de temperatura y humedad con el exterior; planificar periodos de descanso y estipular cantidades de líquido a ingerir para compensar la pérdida de fluidos corporales por la transpiración. Asimismo, se debe trabajar con las palas en posición horizontal para reducir el riesgo de caídas y de movimiento.

El mundo del empleo verde es diverso y hay muchos trabajos que requieren de mucha especialización y tienen sus riesgos. Pero hay una gran potencial de futuro para muchas personas que quieren trabajar y al mismo tiempo construir un mundo mejor.

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