Reuso y reciclado de los materiales, el proceso más sensato y eficiente
El potencial de crecimiento del empleo verde y sobre todo del relacionado con toda la cadena de generación de material reciclable es inmenso. Lo vienen apuntando desde años muchos los informes sobre empleabilidad que se han publicado en la última década y que no tienen nada que ver con el medio ambiente. Pero es que, además, toda la nueva normativa europea sobre economía circular, unida a las estrategias de responsabilidad social de las empresas más la conciencia ambiental de la ciudadanía, confirman que esta tendencia va a ser una realidad, todavía mayor si cabe de lo que se pensaba.
Ya en 2013, es decir hace siete años, en España, un estudio elaborado por la Universidad de Málaga y la Universidad Carlos III de Madrid estimaba que más de 40.000 puestos de trabajo estaban vinculados al reciclaje y a aumentar la vida útil de los productos. Y el sector no ha dejado de crecer. Las necesidades de material reciclado, y no solo de papel y cartón, para fabricar nuevos productos son cada vez mayores, la demanda crece y crece, y la empleabilidad de toda la cadena, desde la recogida, la separación, el reciclado, el ecodiseño del nuevo producto, etc. requieren de nuevos puestos de trabajo, nuevos profesionales, especialización y formación.
Reduciendo el consumo mediante el reuso y reciclado de materiales
Para hacernos una idea: una única planta de reciclaje puede emplear a cuarenta personas, mientras que una instalación de separación de envases puede dar trabajo a 500 personas. Solo en España, en 2015, ya había 35.000 iniciativas de ecodiseños de empresas que ahorraron cerca de 450.000 toneladas de materias primas.
Todo ello ha sido posible también gracias a un gran esfuerzo e inversión tecnológicos por parte del sector industrial que ha permitido la robotización y automatización sostenible de infraestructuras y de la organización de los procesos de recogida, selección, reciclaje de residuos de envases, hasta alcanzar un alto nivel actual de eficiencia, que permite su posterior conversión en nueva materia prima para la fabricación de nuevos productos y darles una segunda vida, una actividad que conlleva una constante demanda de recursos y materiales que no es respetuosa con el medio ambiente ni económicamente sostenible. No olvidemos que el el plástico tarda alrededor de 700 años en degradarse.
Lo más inteligente que puede hacer la humanidad ante la actual crisis planetaria es, no solo la reducción de emisiones de gases, sino también promover la conversión de los residuos en recursos, conservar su ciclo de vida y contribuir a la economía circular poniendo en valor los productos fabricados a partir de material reciclado. Se reducirán residuos, se ahorrarán recursos y, además, se generará empleo. Según las prospecciones que manejan todos los expertos, por cada tonelada de residuos que se recicla se multiplica por 10 la generación de empleos respecto al número de trabajos que se crearían si se incinerasen o enviaran a vertederos la misma cantidad de residuos.
Asimismo, en general, la economía circular supondría un potencial de ahorro neto en Europa de 600.000 millones, una reducción de emisiones del 2% al 4% y una creación de 600.000 a un millón de puestos de trabajo. Y el reciclaje, que es el paso principal para permite la reciclabilidad y abandonar la economía lineal, evita la emisión de 14 toneladas de CO2 y ahorra energía, agua y materias primas.
Cada vez más empresas comprometidas con la reutilización de productos
Hay empresas que convierten los residuos de botellas de plástico, bote de detergente, champú, gel, bolsas de patatas, tapas y tapones de plástico, bolsas de plástico (excepto las bolsas de basura), tarrinas y tapas de yogurt o briks pueden convertirse en materias primas que utilizan otras empresas para producir cajas de zapatos, muebles, losetas, vallas, tarimas, rotuladores, perchas, bolsos, complementos, ropa, nuevos envases, bolsas, zapatos o piezas para electrodomésticos y coches, por ejemplo. Reducimos residuos, multiplicamos el empleo.