Las ventajas ambientales y sociales de la bioconstrucción
Cerca de 27 millones es el número de viviendas que hay en España, además de miles de edificios dedicados a oficinas, administraciones públicas, hospitales, colegios, dotaciones culturales, actividades industriales… Teniendo en cuenta que el sector de la construcción representa el 36% del consumo total de energía y el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático, parece de sentido común alentar otras formas de construir que sean más respetuosas con el medioambiente y que tengan una menor huella de carbono. Una de estas alternativas es la bioconstrucción.
Qué es la bioconstrucción
La arquitectura es una disciplina imprescindible para el desarrollo humano que siempre está en constante evolución con la búsqueda de soluciones técnicas para mejorar su calidad y la relación de los edificios con su entorno natural y territorial.
La bioconstrucción es una disciplina encuadrada en la arquitectura que tiene como principal premisa diseñar edificios que convivan con la naturaleza con el mínimo impacto ambiental, a la vez que consideran las características sociales de las comunidades locales y de quienes los van a habitar.
Utilizar técnicas bajas en carbono, trabajar con materiales naturales de cercanía respetuosos con el medioambiente, recuperar técnicas tradicionales, adaptarse al paisaje y aplicar criterios de economía circular reduciendo los desechos durante la construcción con una visión de análisis de ciclo de vida son otras herramientas que también utiliza la bioconstrucción.
Beneficios de la bioconstrucción
El principal beneficio de los edificios levantados bajo los criterios de la bioconstrucción es su mínima huella de carbono. Pero además hay otras ventajas:
- Residuos. Reduce los desechos de materiales usados en la construcción y se diseñan edificios que, una vez cumplido su ciclo de vida, podrán desmantelarse para reaprovechar sus componentes o devolver parte de ellos a la naturaleza.
- Adaptación. El diseño del edificio se adapta al territorio, y no al revés, lo que reduce su impacto en el entorno y evita transformaciones traumáticas en la naturaleza.
- Energía. Tanto el diseño como las técnicas de climatización calor/frío y de aislamiento, además del aporte de energías renovables, permite que los edificios consuman menos energía.
- Salud humana. No se usan materiales ni productos tóxicos en la construcción.
- Compromiso social. Normalmente, las personas que habitan viviendas de bioconstrucción están muy comprometidas con su huella ambiental, con estilos de vida más saludables y con el consumo responsable.
Principios naturales y de eficiencia
Este tipo de arquitectura se basa en cuatro principios básicos que resumen su filosofía en el diseño, el uso de materiales y la relación de los edificios con el entorno natural.
- Colaboración. Fomenta proyectos participativos en la construcción de viviendas y sistemas alternativos de construcción. Los futuros inquilinos toman las decisiones de manera transversal y participativa. Esto es habitual en proyectos basados en el cohousing, o diferentes formatos de cooperativismo. Uno de los proyectos de cohousing ecológico más exitoso es el de Entrepatios, en Madrid.
- Bienestar. La bioconstrucción diseña espacios para la vida, teniendo en cuenta la salud y el confort de las personas, la calidad del aire interior, la ausencia de contaminantes químicos y la ergonomía.
- Materiales sanos. Son naturales y poco procesados. Su trazabilidad garantiza que no se ha dañado el medioambiente en su extracción, transporte y colocación en el edificio. Se utilizan, en la medida de los posible, biomateriales, como madera, adobe, paja, barro, cal, lana de oveja, corcho, etc., y materiales naturales de proximidad (piedra, pizarra, granito…) acordes con la arquitectura tradicional de cada zona.
- Sostenibilidad. Es una propuesta integral en materia de sostenibilidad, porque busca el equilibrio entre la protección ambiental, la rentabilidad económica y la mejora de la convivencia social. Se reducen las emisiones de C02 y el uso de combustibles fósiles, a la vez que se implementan cubiertas vegetales, se gestiona el agua de manera responsable y se promueve el reciclaje.
Certificaciones y Normativas
La bioconstrucción aspira a obtener las certificaciones de máxima categoría ambiental y energética basadas en los estándares más exigentes.
LEED es un certificado originario de Estados Unidos que está promovida por US Green Building Council. Certifica que un edificio tiene el triple balance (Planeta, Personas, Beneficio) con la máxima eficiencia energética. Está presente en todo el mundo. En nuestro país hay cerca de 800 edificios que han obtenido esta certificación.
BREEAM nace en Inglaterra en 1990. La certificación de un edificio con este sello sólo la puede hacer un asesor de la organización, que se encarga de evaluar todos los parámetros en aspectos como bienestar, consumo energético, agua, residuos, etc.
VERDE es un certificado español, cuyas siglas corresponden a “Valoración de Eficiencia de Referencia De Edificios”, que ha sido impulsado por GBC España en colaboración con la UPM. Para medir la sostenibilidad de un edificio se basa en la herramienta SBTools, teniendo en cuenta los recursos renovables utilizados en su construcción, aspectos sociales y el consumo energético, entre otros.
Futuro de la bioconstrucción
La bioconstrucción ha pasado de desarrollar proyectos piloto aislados a convertirse en una tendencia generalizada de futuro y con cierto peso en el ámbito de la edificación. Los expertos consideran que sus principios generales se irán aplicando cada vez más en todo tipo de construcciones, porque la hoja de ruta de la descarbonización y el bienestar humano son prioridades en la agenda del desarrollo humano promovida por Naciones Unidas y, en especial, por la Unión Europea.
Ya existen numerosas organizaciones que se centran en la promoción de la bioconstrucción, como el veterano Institut für Baubiologie + Nachhaltigkeit IBN, para el desarrollo de la bioconstrucción.
En España, han nacido recientemente dos organizaciones que fomentan una edificación más sostenible basada en criterios de sostenibilidad y circularidad. La alianza Casas Circulares está promovida por la Asociación Española del Aluminio (AEA) y tiene como objetivo reducir las emisiones de los edificios y aplicar procesos de circularidad en su construcción y ciclo de vida. Según Casas Circulares, actualmente entre el 10% y el 15% de los materiales usados para levantar un edificio se desperdician, mientras que el 54% de los residuos de materiales que se producen tras el fin de la vida útil de un edificio y su demolición acaban en el vertedero.
All4Zero es un hub de innovación sobre economía circular y descarbonización en la edificación formado por ArcelorMittal y Holcim, entre otras empresas, y cuya finalidad es alcanzar la meta emisiones netas cero en la edificación para 2050.
Desafíos y tendencias de futuro
Aunque la bioconstrucción tiene un futuro prometedor, se enfrente a importantes retos.
Concienciación. La falta de conocimiento generalizado sobre este enfoque por parte de la sociedad civil impide que haya más demanda de edificios neutros en carbono o construidos con materiales sostenibles.
Normativa. Las leyes actuales de muchos países en materia de construcción ni contemplan ni fomentan la bioconstrucción, lo que representa más trabas a la hora de desarrollar los proyectos, a pesar de sus evidentes beneficios para la sociedad.
Precio de los materiales. Normalmente, usar materiales ecológicos, naturales o sostenibles tiene un mayor coste en comparación con los materiales más tradicionales. Los profesionales que se dedican a la bioconstrucción reclaman más inversiones en investigación para desarrollar nuevos materiales y técnicas constructivas para que los costes de esta modalidad edificatoria acabe siendo competitiva.
Dudas ante el cambio. Hace falta un “cambio de mentalidad” en el sector de la construcción para que este tipo de edificios sean más habituales, fomentando su desarrollo y divulgando las ventajas ambientales y sociales que ofrecen.
Proyectos de éxito
Aunque menos de los deseables, ya existen en España buenos ejemplos de casas diseñadas con los criterios de la bioconstrucción.
Villa Ana (Santiago de Compostela) posee la certificación BREEAM porque tiene un consumo energético casi nulo. Es una vivienda ecológica con una fachada de madera, suelos radiantes y bombas de calor para la calefacción.
La Casa Airlab (Gran canaria) tiene instalaciones bioclimáticas y se ha levantado con sistemas de construcción industrializada. Utiliza madera y corcho, y toda su pintura está libre de COV (compuestos orgánicos volátiles). Posee un sistema de control de calidad del aire interior y los certificados VERDE, BREEAM y LEED.
La casa geodésica y ecoeficiente levantada en Jumilla (Murcia) del estudio Ecoproyecto tiene dos cúpulas construidas con madera con criterios bioclimáticos.
La Casa GG levantada en Santa María de Palautordera (Barcelona) prácticamente no consume energía gracias a sus soluciones bioclimáticas y sus paneles solares fotovoltaicos. El material principal usado en su construcción es la madera.
La vivienda unifamiliar EntreEncinas (Asturias) es una casa pasiva en consumo energético y de diseño bioclimático. Está levantada con madera, integrada en el paisaje de su entorno y pensada para ser reciclada al 100% cuando finalice su vida útil.