Fortalezas en el trabajo
Fortalezas en el trabajo: Definir nuestras fortalezas y debilidades
Definir nuestras fortalezas y debilidades no solo en el ámbito laboral, sino en general, puede ser una tarea concebida en muchos casos como intimidante o simplemente complicada, al no saber cómo afrontarla. Para ello, la objetividad y honestidad juegan un papel fundamental. Debemos hacer un ejercicio de completa honestidad con nosotros mismos y detectar nuestros puntos débiles, lo cual no siempre resulta sencillo. Sería como realizar un análisis DAFO personal, identificando nuestros puntos fuertes y débiles, así como las oportunidades y amenazas.
Sin embargo, por más cuesta arriba que se nos pueda hacer, es esencial utilizar este momento como punto de partida a la hora de marcarnos metas y desafíos en nuestra vida y en nuestro trabajo. En el ámbito laboral, es importante alinear aquello que nos diferencia del resto del equipo humano con lo que busca una empresa para favorecer su éxito.
Importancia de las fortalezas en el entorno laboral
Además de nuestro background en cuanto a formación, es decir, nuestro currículum vitae, las empresas, en la selección de personal, buscan valores personales. Si hacemos un cálculo rápido, podremos ver que, teniendo en cuenta que de media trabajamos 40 horas a la semana y que nuestra vida laboral aproximadamente es de 40 años, destinaremos 12 años al trabajo. Eso son muchas horas, días, semanas, meses y años. Por esta razón, los altos mandos de las empresas buscan personas que se identifiquen con los valores de la compañía y con la misión que esta desempeña.
Características clave que las empresas valoran en sus empleados
Las empresas valoran cada vez más la integración de la esfera personal y social con el desempeño laboral. Los valores que se buscan incluyen:
1. Puntualidad
Quizás sea una de las fortalezas que menos nos tomamos en serio, pero por algo dicen que valen más los hechos que las palabras. Presentarnos a nuestra hora es una muestra de compromiso y motivación. Si por alguna circunstancia que no podemos controlar vamos a llegar tarde, lo mejor será intentar avisar o, si hay tiempo suficiente, anticiparse y retrasar la cita.
2. Inteligencia emocional
La inteligencia emocional se entiende como la capacidad de gestionar nuestras propias emociones y las de los demás. Aquí entra en juego el autocontrol –conocernos a nosotros mismos y controlarnos–, así como la empatía, para descubrir, por ejemplo, si un cliente se siente inseguro o si, por el contrario, siente que todo está bajo control.
3. Responsabilidad
No valoramos lo suficiente el hecho de que una persona, aun en condiciones extremas (por ejemplo, bajo mucho estrés), saque su trabajo adelante. Ser productivo y resolutivo es fundamental para organizar correctamente nuestro tiempo y el del resto de compañeros.
4. Compromiso e implicación
Como empleados, debemos interesarnos por el proyecto de la empresa en la que trabajamos y creer en él. Solo de esta forma seremos capaces de hacer sobreesfuerzos, aunque eso implique un sacrificio personal, si, por ejemplo, se necesita dedicarle más horas de la cuenta a acabar un proyecto a tiempo.
5. Capacidad de adaptación
Ya sea porque surge la necesidad de aprender algo nuevo por nuestra cuenta para hacer frente a un problema, o porque nos piden ocuparnos de un asunto que inicialmente no pertenece a nuestra área, es el momento de demostrar que somos flexibles, proactivos y polivalentes.
6. Ambición laboral
El concepto de “ambición” tiene algunas connotaciones negativas, ya que muchas veces las personas intentan lograr un objetivo por encima del bienestar ajeno. No obstante, la verdadera ambición que se busca en el trabajo va de la mano de la confianza en uno mismo y del deseo de progresar sin perjudicar a nadie.
7. Favorecer un buen clima laboral
El clima laboral es fundamental. Tener la habilidad de ser solidario e intentar llegar a nuestro puesto con la mejor de nuestras sonrisas es un plus que los empleadores valoran. Si el conjunto de los trabajadores colabora y trabaja conjuntamente, los resultados serán positivos.
8. Habilidades comunicativas
Se trata de ser sinceros. No basta con decir que somos capaces de liderar reuniones o de hacer grandes presentaciones, hay que demostrarlo. Y no solo a través del lenguaje verbal –cuidar nuestro tono, las palabras que empleamos, etc.–, sino también del lenguaje no verbal.