Empleo para jóvenes: ¿Qué se espera de ellos?
La mayoría de nosotros, al inicio de nuestras vidas vamos a la guardería, después al colegio, al acabar pasamos por el instituto y luego… luego ¿qué? Algunos jóvenes optan por adentrarse directamente en el mundo laboral, mientras que otros se convierten en universitarios y, cada vez más, hay un grupo que elige alternativas como la formación profesional, comúnmente conocido como FP. Según el Ministerio de Educación, en la última década el porcentaje de estudiantes que se ha decantado por esta rama ha crecido un 77%. Sea cual sea la opción que escojan, con suerte, todos acabarán enfrentándose, antes o después, a un empleo, su primer empleo.
Ser joven es sinónimo de fuerza, de ganas, y de, irremediablemente, inocencia e ingenuidad. Al principio de nuestra carrera profesional no tenemos ni la capacidad ni la seguridad para negociar condiciones, y tampoco para proponer cambios. Estamos ahí para aprender y adaptarnos. Y es precisamente por eso, por la suerte de estar en ese rango de edad, que los jóvenes se pueden ajustar con facilidad a cualquier circunstancia, puesto e incluso ámbito profesional. Pero ser flexibles o moldeables no significa no tener iniciativa propia. De hecho, a los jóvenes de hoy se les suele pedir proactividad. Y ahora que hemos introducido el término estrella del siglo XXI, llega el momento de desgranar, poco a poco, la palabra proactividad. ¿Qué significa ser proactivo/a?
- Estar abierto/a desempeñar cualquier trabajo que nos ofrezcan con buena actitud, aprendiendo de los compañeros con experiencias y aspirando a mejorar todos los días.
- No excusarse con la mala situación económica que pueda estar atravesando el país. No podemos negar que el desempleo juvenil en España es un problema crónico, pero siendo justos, conseguir empleo para una persona joven es mucho más sencillo que para alguien con 30 o 40 años más.
- Demostrar nuestra valía, en el terreno profesional pero también en lo personal. Las empresas necesitan personas que encajen con su filosofía y sus valores. Por eso, uno de los aspectos que se valora, y mucho, a la hora de formalizar un contrato es si va a contribuir a que el buen clima laboral siga reinando.
- Seguir formándonos, a pesar de estar a gusto desempeñando el trabajo que tengamos en ese momento. A menudo ocurre que los conocimientos y habilidades impartidas en los centros educativos no son los adecuados a la vida laboral, o por lo menos a lo que muchas empresas realmente necesitan. Por eso, optar por una formación complementaria más especializada en el campo de trabajo siempre ayuda a ganar puntos de cara a la empresa en la que estamos y en futuros empleos.
- Estar atento/a a todas las ofertas de trabajo que se publican, tanto oficial como extraoficialmente, aunque ya estemos en una empresa. No es cierto que “sin padrino” es imposible encontrar un puesto de trabajo. La clave es visualizarnos trabajando allá donde queramos y hacer todo lo que esté en nuestras manos para lograrlo.
Pero ¿y si nos encontramos en un paso previo, es decir, el de buscar trabajo? Bien, en ese caso también hay algunas cosas que debemos de tener en cuenta antes de empezar esa búsqueda. Lo primero será decidir bien hacia dónde queremos ir, y en qué empresas nos gustaría abrirnos camino. Una buena forma es hacer un listado de trabajos en los que podríamos encajar con nuestra formación, así como identificar en Internet las compañías más relevantes en nuestro sector. ¡Cuidado! No se trata de frustrarnos si no conseguimos ni un puesto de nuestra lista, ni entrar en alguna de las empresas que habíamos soñado. Pocas veces las cosas se consiguen a la primera. O a la segunda. O a la tercera.
Algo que podemos hacer también, aunque nos de cierto reparo, es informar a todos los que nos rodean de que estamos buscando empleo. Nunca sabemos a través de quién pueden surgir oportunidades. También, tener un currículum (CV) impactante e impecable nos sumará puntos. Las personas de Recursos Humanos (RRHH) reciben cientos y cientos de currículos al día, por lo que escribir cuidadosamente nuestro CV hará que no lo desechen fácilmente. Y, por último, pero no menos importante, hay que preparar las entrevistas de trabajo, ya sea con un espejo, frente a nuestra mascota, a nuestros padres o nosotros solos. Ir entrenados nos aportará una mayor seguridad para cuando llegue el día de hacerlo delante de un profesional.